Despacito, ¿Por qué sigue sonando aunque ya nos canse?

Tiempo de lec­tu­ra: ±6 minu­tos

Han pasa­do ya unos cuan­tos años des­de que «Despacito» de Luis Fonsi y Daddy Yankee se coló en cada rin­cón del pla­ne­ta. Si la escu­chas hoy, pro­ba­ble­men­te te pro­vo­que una mez­cla de nos­tal­gia, has­tío o, en el peor de los casos, ganas de cam­biar de emi­so­ra. No eres el úni­co: para muchos, «Despacito» es el ejem­plo per­fec­to de cómo una can­ción pue­de pasar­se de ros­ca. Pero, ¿por qué sigue sonan­do? He encon­tra­do un video que ana­li­za ese “tiny detail” bien expli­ca­do y que hizo que el mun­do ente­ro se rin­die­ra ante un estri­bi­llo que, para col­mo, se repi­te has­ta la sacie­dad.

El pequeño truco que lo cambió todo

El vídeo disec­cio­na el momen­to exac­to en el que la can­ción se vuel­ve adic­ti­va: ese micro­se­gun­do de pau­sa antes del estri­bi­llo, don­de el rit­mo se detie­ne y la pala­bra “des­pa­ci­to” se pro­nun­cia de for­ma más len­ta. No es magia, es pura inge­nie­ría musi­cal: un tru­co de “word pain­ting” que con­vier­te el sig­ni­fi­ca­do de la pala­bra en expe­rien­cia sen­so­rial. El silen­cio, ese recur­so tan poco valo­ra­do en el pop, aquí se con­vier­te en el gan­cho defi­ni­ti­vo. Es como si el pro­pio rit­mo te pidie­ra que te pre­pa­res, que res­pi­res hon­do antes del subi­dón. Y cla­ro, fun­cio­na. Lo que para unos es arte, para otros es tor­tu­ra audi­ti­va, pero nadie pue­de negar que ese deta­lle es el que ha hecho que la can­ción se que­de pega­da como chi­cle en la memo­ria colec­ti­va.

El algoritmo, el marketing y la globalización del reggaetón

No se pue­de hablar de «Despacito» sin men­cio­nar el papel de las pla­ta­for­mas digi­ta­les y el algo­rit­mo. YouTube, Spotify y com­pa­ñía han sido cóm­pli­ces nece­sa­rios de su éxi­to. El video­clip, con sus colo­res satu­ra­dos y su aire de pos­tal cari­be­ña, fue dise­ña­do para atra­par al espec­ta­dor en los pri­me­ros segun­dos. No es casua­li­dad: en la era de la eco­no­mía de la aten­ción, cada fra­me cuen­ta. Y si a eso le sumas la cola­bo­ra­ción con Daddy Yankee (y más tar­de, el remix con Justin Bieber), tie­nes la rece­ta per­fec­ta para un fenó­meno viral.

El algo­rit­mo hizo el res­to: reco­men­dó la can­ción una y otra vez, la colo­có en play­lists de todo el mun­do y la con­vir­tió en el pri­mer vídeo en supe­rar los 7.000 millo­nes de repro­duc­cio­nes en YouTube. El éxi­to de «Despacito» no es solo musi­cal, es tam­bién tec­no­ló­gi­co. Es el triun­fo de la fór­mu­la, del mar­ke­ting bien hecho y de la capa­ci­dad de adap­ta­ción a un mer­ca­do glo­bal. La can­ción no inven­tó nada nue­vo, pero supo apro­ve­char todos los recur­sos a su alcan­ce para con­ver­tir­se en omni­pre­sen­te. Y aun­que a algu­nos nos ago­te, hay que reco­no­cer­le el méri­to: puso a Puerto Rico en el mapa, abrió la puer­ta a otros artis­tas lati­nos y demos­tró que el reg­gae­tón podía ser mains­tream sin com­ple­jos.

Cansancio, crítica y el inevitable paso del tiempo

No todo es cele­bra­ción. El des­gas­te de «Despacito» es real. Para quie­nes nun­ca fui­mos fans, la sobre­ex­po­si­ción ha sido ago­ta­do­ra. La can­ción ha sido cri­ti­ca­da por su letra sim­ple, por su machis­mo implí­ci­to y por la sexua­li­za­ción de la mujer. En algu­nos paí­ses, inclu­so fue cen­su­ra­da. Pero tam­bién es cier­to que el deba­te sobre el géne­ro, la repre­sen­ta­ción y la cul­tu­ra lati­na ha gana­do visi­bi­li­dad gra­cias a fenó­me­nos como este. El reg­gae­tón, con todos sus defec­tos y vir­tu­des, ha pasa­do de ser mar­gi­nal a ocu­par el cen­tro del esce­na­rio.

Hoy, «Despacito» es ya his­to­ria. Puede que la escu­ches en una boda, en la radio del taxi o en la play­list de algún bar de pla­ya, pero su tiem­po de glo­ria ha pasa­do. Sin embar­go, su hue­lla es imbo­rra­ble. Es un caso de estu­dio sobre cómo una can­ción pue­de con­quis­tar el mun­do gra­cias a un peque­ño tru­co musi­cal, una bue­na estra­te­gia digi­tal y el poder del mar­ke­ting glo­bal. Y aun­que algu­nos soña­mos con un mun­do en el que “des­pa­ci­to” sig­ni­fi­que silen­cio abso­lu­to, hay que admi­tir que pocas can­cio­nes han con­se­gui­do lo que logró este hit.

Rubén Sánchez y Sierra Jacobs, una vida nómada en busca de los paisajes más salvajes del planeta

Tiempo de lec­tu­ra: ±12 minu­tos


En agos­to de 2022, Rubén Sánchez y Sierra Jacobs toma­ron una deci­sión que cam­bia­ría sus vidas para siem­pre: aban­do­na­ron la como­di­dad de un hogar tra­di­cio­nal para embar­car­se en una aven­tu­ra sin fecha de retorno. Con su fur­go­ne­ta cam­per Mercedes Sprinter 4×4 con­ver­ti­da en hogar y su fiel com­pa­ñe­ro canino Casimiro, esta pare­ja de aven­tu­re­ros salió des­de el peque­ño pue­blo leo­nés de Prioro para reco­rrer el mun­do, docu­men­tan­do los pai­sa­jes más espec­ta­cu­la­res del pla­ne­ta a tra­vés de su pro­yec­to Wild Earth Expedition. A día de hoy, más de 60.000 kiló­me­tros des­pués, su via­je con­ti­núa y su expe­rien­cia nos demues­tra que hay otras for­mas de vivir, más conec­ta­das con la natu­ra­le­za y ale­ja­das del con­su­mis­mo impe­ran­te en nues­tra socie­dad.

Lo que comen­zó como un sue­ño com­par­ti­do por dos aman­tes de la natu­ra­le­za y los via­jes, se ha con­ver­ti­do en un esti­lo de vida que ya lle­va casi tres años en mar­cha. Rubén, fotó­gra­fo y videó­gra­fo espe­cia­li­za­do en pai­sa­jes y via­jes, y Sierra, videó­gra­fa, tra­duc­to­ra e intér­pre­te, encon­tra­ron en su pasión común el motor per­fec­to para dar un giro a sus vidas. «Cuando vives esta vida “pira­ta” te atra­pa», con­fe­sa­ba Rubén en una entre­vis­ta, des­ta­can­do una de las pri­me­ras reve­la­cio­nes que des­cu­brie­ron en su camino: «Lo pri­me­ro de lo que te das cuen­ta es que nece­si­tas muy poco para vivir, nos resul­ta más bara­ta este tipo de vida, gas­ta­mos menos al mes que en un piso en España». Su aven­tu­ra nos ense­ña que el ver­da­de­ro lujo no está en lo mate­rial, sino en la liber­tad de poder con­tem­plar los ama­ne­ce­res más espec­ta­cu­la­res des­de la ven­ta­na de tu hogar rodan­te.

@ Rubén Sánchez

Un hogar de 6 metros cuadrados sobre ruedas

¿Te ima­gi­nas com­par­tir menos de seis metros cua­dra­dos con tu pare­ja y un perro duran­te años? Esta es la reali­dad coti­dia­na de Rubén y Sierra, quie­nes han con­ver­ti­do una fur­go­ne­ta Mercedes Sprinter 4×4 en su hogar iti­ne­ran­te. Un espa­cio equi­va­len­te al tama­ño de una pla­za de apar­ca­mien­to que, lejos de ser una limi­ta­ción, ha sido el cata­li­za­dor de una pro­fun­da trans­for­ma­ción en su for­ma de enten­der las rela­cio­nes y la con­vi­ven­cia. En noviem­bre de 2024, ambos com­par­tie­ron su expe­rien­cia en una char­la TEDx titu­la­da «El amor en 6 metros cua­dra­dos», don­de reve­la­ron los secre­tos para man­te­ner una rela­ción sana en un espa­cio tan redu­ci­do.

La adap­ta­ción a este esti­lo de vida no fue inme­dia­ta. Pasar de un hogar tra­di­cio­nal a un espa­cio don­de cada cen­tí­me­tro cuen­ta requie­re un pro­ce­so de des­ape­go mate­rial y una reor­ga­ni­za­ción com­ple­ta de prio­ri­da­des. Los arma­rios limi­ta­dos obli­gan a con­ser­var solo lo impres­cin­di­ble, con­vir­tien­do el mini­ma­lis­mo no en una elec­ción esté­ti­ca, sino en una nece­si­dad prác­ti­ca. El baño se redu­ce a lo esen­cial, la coci­na debe ser fun­cio­nal pero com­pac­ta, y la cama se trans­for­ma en sofá duran­te el día para opti­mi­zar el espa­cio habi­ta­ble. Este ejer­ci­cio cons­tan­te de adap­ta­ción y fle­xi­bi­li­dad tras­cien­de lo físi­co para influir tam­bién en lo emo­cio­nal y rela­cio­nal.

La con­vi­ven­cia en un espa­cio tan redu­ci­do actúa como una espe­cie de lupa que mag­ni­fi­ca tan­to lo mejor como lo peor de cada uno. No hay espa­cio para escon­der­se tras las dis­cu­sio­nes, no exis­te la posi­bi­li­dad de reti­rar­se a otra habi­ta­ción para enfriar­se tras un des­acuer­do. Esto ha obli­ga­do a la pare­ja a desa­rro­llar herra­mien­tas de comu­ni­ca­ción mucho más efi­cien­tes y a resol­ver los con­flic­tos de mane­ra inme­dia­ta y cons­truc­ti­va. En seis metros cua­dra­dos, o apren­des a per­do­nar rápi­do o la con­vi­ven­cia se vuel­ve inso­por­ta­ble. Esta limi­ta­ción espa­cial ha for­ta­le­ci­do para­dó­ji­ca­men­te su víncu­lo emo­cio­nal, como pue­de apre­ciar­se en sus docu­men­ta­les sobre la vida en fur­go­ne­ta.

El día a día en la fur­go­ne­ta tie­ne sus pro­pios rit­mos. Las maña­nas sue­len comen­zar tem­prano, espe­cial­men­te cuan­do el obje­ti­vo es cap­tu­rar la luz dora­da del ama­ne­cer en algún pai­sa­je remo­to. La bús­que­da de luga­res para per­noc­tar, la ges­tión del agua pota­ble, la recar­ga de bate­rías para sus equi­pos elec­tró­ni­cos y la orga­ni­za­ción de las rutas for­man par­te de una nue­va ruti­na que nada tie­ne que ver con la vida seden­ta­ria. Casimiro, el perro que res­ca­ta­ron de una pro­tec­to­ra y que aho­ra via­ja con ellos, ha aña­di­do un ele­men­to adi­cio­nal a la ecua­ción, pero tam­bién ha sido un com­pa­ñe­ro leal que pro­por­cio­na segu­ri­dad y afec­to en los momen­tos más soli­ta­rios de la tra­ve­sía.

El pre­su­pues­to men­sual se ha sim­pli­fi­ca­do con­si­de­ra­ble­men­te. Según han com­par­ti­do en sus videos, sus gas­tos prin­ci­pa­les se redu­cen a com­bus­ti­ble y ali­men­ta­ción. «Solo gas­tas, si quie­res, en comi­da y com­bus­ti­ble. Con unos ingre­sos míni­mos y si pue­des tra­ba­jar onli­ne, pue­des via­jar inde­fi­ni­da­men­te», comen­ta­ba Rubén en una entrevista6. La ausen­cia de hipo­te­cas, alqui­le­res o fac­tu­ras domés­ti­cas tra­di­cio­na­les libe­ra una par­te impor­tan­te de los recur­sos que antes des­ti­na­ban a man­te­ner un esti­lo de vida está­ti­co. Esto no sig­ni­fi­ca que no exis­tan gas­tos impor­tan­tes: el man­te­ni­mien­to de la fur­go­ne­ta en per­fec­to esta­do es cru­cial cuan­do tu casa y tu medio de trans­por­te son el mis­mo vehícu­lo, y las repa­ra­cio­nes en paí­ses leja­nos pue­den ser un que­bra­de­ro de cabe­za tan­to logís­ti­co como eco­nó­mi­co.

@ Rubén Sánchez

Wild Earth Expedition, la aventura de fotografiar el mundo

Wild Earth Expedition no es solo un via­je; es un pro­yec­to vital y pro­fe­sio­nal con obje­ti­vos ambi­cio­sos. A tra­vés de su canal de YouTube «Ruben Earth» y sus redes socia­les, docu­men­tan no solo los pai­sa­jes más espec­ta­cu­la­res del pla­ne­ta, sino tam­bién las viven­cias, desa­fíos y apren­di­za­jes que sur­gen cuan­do se abra­za por com­ple­to una vida nóma­da. Sus epi­so­dios sema­na­les en for­ma­to docu­men­tal com­bi­nan impre­sio­nan­tes tomas pai­sa­jís­ti­cas con refle­xio­nes per­so­na­les sobre la liber­tad, la sos­te­ni­bi­li­dad y la cone­xión con la natu­ra­le­za.

Desde que ini­cia­ron su tra­ve­sía, han com­ple­ta­do varias eta­pas que les han lle­va­do por terri­to­rios diver­sos: Islas Canarias (2022−2023), el Ártico Noruego y Escandinavia (2023), Georgia (2023) y una ambi­cio­sa ruta por Asia Central que inclu­yó Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán duran­te 2024. Cada uno de estos des­ti­nos les ha enfren­ta­do a con­di­cio­nes extre­mas, des­de tem­pe­ra­tu­ras árti­cas has­ta desier­tos inhós­pi­tos, ponien­do a prue­ba tan­to su resis­ten­cia físi­ca como la de su fur­go­ne­ta adap­ta­da.

El Ártico Noruego les rega­ló uno de esos momen­tos mági­cos que com­pen­san cual­quier difi­cul­tad: la pri­me­ra visión de una auro­ra boreal en pleno mes de agos­to, un fenó­meno tan ines­pe­ra­do como sobre­co­ge­dor que cap­ta­ron en sus cáma­ras. En Rusia, inten­ta­ron alcan­zar el mon­te Elbrus, la mon­ta­ña más alta de Europa, pero diver­sos con­tra­tiem­pos, inclui­do un inten­to de soborno poli­cial y con­di­cio­nes meteo­ro­ló­gi­cas adver­sas, modi­fi­ca­ron sus pla­nes. Estas situa­cio­nes impre­vis­tas son par­te inhe­ren­te de la vida en la carre­te­ra, y la capa­ci­dad de adap­ta­ción se con­vier­te en una habi­li­dad esen­cial para quien deci­de abra­zar este esti­lo de vida.

La foto­gra­fía y la video­gra­fía son mucho más que herra­mien­tas de tra­ba­jo para ambos; son su for­ma de inter­pre­tar y com­par­tir el mun­do. Rubén, con más de 15 años de expe­rien­cia foto­gra­fian­do y fil­man­do pai­sa­jes para dife­ren­tes medios de comu­ni­ca­ción inter­na­cio­na­les, ha desa­rro­lla­do un esti­lo pro­pio que bus­ca cap­tu­rar no solo la belle­za super­fi­cial de los luga­res, sino su esen­cia y la emo­ción que trans­mi­ten. Durante los dos años de la pan­de­mia, cuan­do se encon­tra­ban con­fi­na­dos en el pue­blo leo­nés de los abue­los de Rubén, lle­vó a cabo el pro­yec­to «La luz de las mon­ta­ñas», explo­ran­do los pai­sa­jes de la mon­ta­ña orien­tal de León y cen­trán­do­se espe­cial­men­te en los ama­ne­ce­res y atar­de­ce­res inver­na­les, bus­can­do las luces más espec­ta­cu­la­res que ofre­ce ese entorno mon­ta­ño­so. Este tra­ba­jo cul­mi­nó en una expo­si­ción que reco­rrió varios pue­blos de la mon­ta­ña leo­ne­sa duran­te el verano de 2022, jus­to antes de ini­ciar su gran aven­tu­ra.

Sierra apor­ta al pro­yec­to no solo su talen­to como videó­gra­fa, sino tam­bién sus habi­li­da­des como tra­duc­to­ra e intér­pre­te, fun­da­men­ta­les para nave­gar por terri­to­rios don­de la comu­ni­ca­ción pue­de con­ver­tir­se en un desa­fío. Su enfo­que com­ple­men­ta­rio per­mi­te que Wild Earth Expedition pue­da lle­gar a una audien­cia inter­na­cio­nal, con con­te­ni­do dis­po­ni­ble tan­to en espa­ñol como en inglés. El canal en inglés «@sierraintothewild» amplía el alcan­ce de su tra­ba­jo más allá del públi­co his­pa­no­ha­blan­te, conec­tan­do con aman­tes de la natu­ra­le­za y los via­jes de todo el mun­do.

La con­vi­ven­cia con las dife­ren­tes cul­tu­ras y el res­pe­to por los entor­nos natu­ra­les son valo­res fun­da­men­ta­les en su pro­yec­to. En sus docu­men­ta­les, no solo mues­tran la belle­za de los pai­sa­jes, sino que con­tex­tua­li­zan las pro­ble­má­ti­cas ambien­ta­les y socia­les de las regio­nes que visi­tan, pro­mo­vien­do un turis­mo cons­cien­te y res­pon­sa­ble. Su pro­pio esti­lo de vida, redu­cien­do al míni­mo su hue­lla eco­ló­gi­ca y prio­ri­zan­do la cone­xión con la natu­ra­le­za sobre el con­su­mo, es en sí mis­mo un men­sa­je pode­ro­so en tiem­pos de cri­sis cli­má­ti­ca y sobre­ex­plo­ta­ción de recur­sos.

@ Rubén Sánchez

El futuro en el horizonte, próximos destinos y proyectos

Con América del Sur en el hori­zon­te para 2025, Rubén y Sierra se pre­pa­ran para explo­rar los pai­sa­jes de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Esta eta­pa repre­sen­ta un sal­to cua­li­ta­ti­vo en su pro­yec­to, no solo por la dis­tan­cia geo­grá­fi­ca y cul­tu­ral res­pec­to a sus explo­ra­cio­nes pre­vias, sino por los desa­fíos logís­ti­cos que impli­ca trans­por­tar su hogar rodan­te a otro con­ti­nen­te. Los Andes, el Altiplano boli­viano, la Patagonia o el desier­to de Atacama pro­me­ten ser esce­na­rios espec­ta­cu­la­res para sus obje­ti­vos foto­grá­fi­cos, pero tam­bién pon­drán a prue­ba su adap­ta­bi­li­dad ante con­di­cio­nes extre­mas y terre­nos difí­ci­les.

El pro­yec­to Wild Earth Expedition con­ti­núa evo­lu­cio­nan­do no solo en tér­mi­nos geo­grá­fi­cos sino tam­bién con­cep­tua­les. Lo que comen­zó como un via­je de explo­ra­ción foto­grá­fi­ca se ha trans­for­ma­do en una pla­ta­for­ma de refle­xión sobre esti­los de vida alter­na­ti­vos, sos­te­ni­bi­li­dad y la bús­que­da de un equi­li­brio más armó­ni­co con nues­tro entorno. A tra­vés de su Patreon y otras vías de cola­bo­ra­ción, han con­se­gui­do que su pro­yec­to sea auto­sos­te­ni­ble eco­nó­mi­ca­men­te, demos­tran­do que es posi­ble con­ver­tir una pasión en un medio de vida sin renun­ciar a los valo­res per­so­na­les.

Para Rubén, este pro­yec­to repre­sen­ta la cul­mi­na­ción de años de espe­cia­li­za­ción en foto­gra­fía de via­jes y pai­sa­jes. Sus imá­ge­nes no solo docu­men­tan luga­res de extra­or­di­na­ria belle­za, sino que trans­mi­ten emo­cio­nes y narra­ti­vas que invi­tan al espec­ta­dor a refle­xio­nar sobre su pro­pia rela­ción con la natu­ra­le­za. La posi­bi­li­dad de dedi­car días, e inclu­so sema­nas, a la espe­ra de las con­di­cio­nes lumí­ni­cas idea­les para una sola foto­gra­fía es un lujo que solo per­mi­te este esti­lo de vida nóma­da, y que se refle­ja en la cali­dad de su tra­ba­jo.

En cuan­to a Sierra, su papel como comu­ni­ca­do­ra y su sen­si­bi­li­dad para cap­tar las inter­ac­cio­nes huma­nas apor­tan una dimen­sión adi­cio­nal al pro­yec­to. Sus habi­li­da­des lin­güís­ti­cas han per­mi­ti­do a la pare­ja conec­tar con comu­ni­da­des loca­les en los dife­ren­tes paí­ses que visi­tan, enri­que­cien­do enor­me­men­te su expe­rien­cia y la de su audien­cia. La pers­pec­ti­va feme­ni­na en un tipo de aven­tu­ra tra­di­cio­nal­men­te domi­na­da por hom­bres tam­bién cons­ti­tu­ye un valor aña­di­do que dife­ren­cia a Wild Earth Expedition de otros pro­yec­tos simi­la­res.

El impac­to de su tra­ba­jo tras­cien­de lo mera­men­te esté­ti­co o docu­men­tal. A tra­vés de char­las como la TEDx sobre la con­vi­ven­cia en espa­cios redu­ci­dos, Rubén y Sierra com­par­ten apren­di­za­jes que pue­den apli­car­se a muchos ámbi­tos de la vida. Las lec­cio­nes sobre des­ape­go mate­rial, comu­ni­ca­ción efec­ti­va, reso­lu­ción de con­flic­tos y adap­ta­bi­li­dad son uni­ver­sa­les, y resul­tan espe­cial­men­te valio­sas en un mun­do que enfren­ta desa­fíos sin pre­ce­den­tes que exi­gi­rán trans­for­ma­cio­nes pro­fun­das en nues­tra for­ma de vivir y rela­cio­nar­nos.

A medi­da que el núme­ro de segui­do­res de Wild Earth Expedition cre­ce, tam­bién lo hace la res­pon­sa­bi­li­dad de man­te­ner la auten­ti­ci­dad del pro­yec­to. El equi­li­brio entre com­par­tir su expe­rien­cia y pre­ser­var la inti­mi­dad en un espa­cio ya de por sí redu­ci­do repre­sen­ta un desa­fío coti­diano. La mone­ti­za­ción del con­te­ni­do sin com­pro­me­ter los valo­res que die­ron ori­gen al pro­yec­to es otro de los aspec­tos que requie­ren una aten­ción cons­tan­te. Sin embar­go, la liber­tad de deci­dir sus pro­pios rit­mos y prio­ri­da­des com­pen­sa con cre­ces estas difi­cul­ta­des.

La sus­ten­ta­bi­li­dad a lar­go pla­zo de este esti­lo de vida es una pre­gun­ta que sobre­vue­la cons­tan­te­men­te el pro­yec­to. ¿Cuánto tiem­po es posi­ble man­te­ner una exis­ten­cia nóma­da sin echar de menos la esta­bi­li­dad de un hogar fijo? ¿Cómo evo­lu­cio­na­rán sus nece­si­da­des per­so­na­les y pro­fe­sio­na­les con el paso de los años? Por aho­ra, la res­pues­ta pare­ce cla­ra para ambos: «No tene­mos bille­te de vuel­ta». La vida en la carre­te­ra les ha atra­pa­do, y mien­tras sigan encon­tran­do en ella más recom­pen­sas que sacri­fi­cios, su hogar segui­rá sien­do esa fur­go­ne­ta de menos de seis metros cua­dra­dos que les per­mi­te des­per­tar cada día ante un nue­vo hori­zon­te.

El lega­do de Rubén Sánchez y Sierra Jacobs no está solo en las impre­sio­nan­tes foto­gra­fías que cap­tu­ran o los docu­men­ta­les que pro­du­cen, sino en demos­trar con su ejem­plo que exis­ten alter­na­ti­vas via­bles a los esti­los de vida con­ven­cio­na­les. En un mun­do don­de el éxi­to sue­le medir­se por la acu­mu­la­ción de pose­sio­nes mate­ria­les y el ascen­so en esca­la­fo­nes pro­fe­sio­na­les pre­de­ter­mi­na­dos, ellos pro­po­nen una métri­ca dife­ren­te: la rique­za de expe­rien­cias, la cone­xión con la natu­ra­le­za y la liber­tad de defi­nir el pro­pio camino. Su aven­tu­ra con­ti­núa, y con ella, la ins­pi­ra­ción para quie­nes sue­ñan con rom­per mol­des y explo­rar nue­vos hori­zon­tes, tan­to geo­grá­fi­cos como vita­les.

Referencias

  • Fernández, F. (2024). «Esta vida “pira­ta” te atra­pa, no tene­mos bille­te de vuel­ta». La Nueva Crónica. Una entre­vis­ta reve­la­do­ra que pro­fun­di­za en los aspec­tos eco­nó­mi­cos y prác­ti­cos de la vida nóma­da, des­ta­can­do cómo este esti­lo de vida pue­de resul­tar más eco­nó­mi­co que el con­ven­cio­nal.
  • Sánchez, R. (2023). ASÍ ES CONVIVIR EN PAREJA EN 6 METROS CUADRADOS. Vuelta al Mundo. Ruben Earth. Episodio docu­men­tal que explo­ra los desa­fíos y recom­pen­sas de la vida en espa­cios redu­ci­dos, con espe­cial aten­ción a la diná­mi­ca de pare­ja.
  • Sánchez, R. (2024). Rusia NO nos lo PONE FACIL. Intentamos lle­gar al mon­te más alto de Europa. Ruben Earth. Documental que mues­tra las difi­cul­ta­des impre­vis­tas duran­te su via­je por Rusia, ilus­tran­do cómo la adap­ta­bi­li­dad es esen­cial en este esti­lo de vida.
  • Sánchez, R. (2025). La luz de las mon­ta­ñas – Ruben Earth. Descripción del pro­yec­to foto­grá­fi­co rea­li­za­do duran­te la pan­de­mia en la mon­ta­ña leo­ne­sa, que cul­mi­nó en una expo­si­ción iti­ne­ran­te y mues­tra las raí­ces crea­ti­vas del actual pro­yec­to Wild Earth Expedition.
  • Sánchez, R., & Jacobs, S. (2024). El amor en 6 metros cua­dra­dos. TEDx Talks. Una char­la reve­la­do­ra don­de la pare­ja com­par­te sus estra­te­gias para man­te­ner una rela­ción salu­da­ble en un espa­cio extre­ma­da­men­te redu­ci­do, ofre­cien­do lec­cio­nes apli­ca­bles a cual­quier con­vi­ven­cia.
  • Wild Earth Expedition. (2025). WILD EARTH EXPEDITION – Ruben Earth. Una expli­ca­ción deta­lla­da del pro­yec­to, sus eta­pas y los via­je­ros que lo com­po­nen, ofre­cien­do una visión gene­ral de la filo­so­fía detrás de esta aven­tu­ra sin fecha de retorno.

Startups, unicornios y zombies

La revo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca, que una vez pare­cía inter­mi­na­ble, enfren­ta un desa­fío sin pre­ce­den­tes. Startups que algu­na vez recau­da­ron sumas colo­sa­les aho­ra se encuen­tran al bor­de del colap­so, una señal de la dura reali­dad que enfren­ta la indus­tria. En un esfuer­zo por evi­tar la quie­bra masi­va, muchas de estas empre­sas recor­ta­ron cos­tos duran­te los últi­mos dos años, pero, a pesar de sus esfuer­zos, se que­da­ron sin opcio­nes, ali­men­tan­do una hogue­ra de efec­ti­vo que ha deja­do a inver­so­res y fun­da­do­res en una encru­ci­ja­da.

WeWork, una vez valo­ra­da en más de 11 mil millo­nes de dóla­res y sobre la que se pue­de ver una serie estu­pen­da en Apple TV+ don­de narra de mane­ra fic­cio­na­da lo ocu­rri­do con esta star­tup, se suma a la lis­ta de empre­sas que sucum­bie­ron a la cri­sis. Olive AI, Convoy y Veev, con recau­da­cio­nes millo­na­rias, se decla­ra­ron en quie­bra en las últi­mas seis sema­nas, mar­can­do una ten­den­cia que algu­nos inver­so­res pre­di­je­ron, pero que muchos no anti­ci­pa­ron por com­ple­to.

Después de un perío­do en el que las pro­me­sas atraían inver­sio­nes masi­vas, los inver­so­res aho­ra han cam­bia­do de enfo­que. Ya no están intere­sa­dos en las pro­me­sas vacías, sino en empre­sas via­bles que pue­den gene­rar resul­ta­dos tan­gi­bles. La reduc­ción de cos­tos, estra­te­gia adop­ta­da por muchas star­tups, resul­tó insu­fi­cien­te para garan­ti­zar la super­vi­ven­cia a lar­go pla­zo.

Este pano­ra­ma ha dado lugar a lo que se ha deno­mi­na­do como empre­sas “zom­bi”, aque­llas que, aun­que sobre­vi­ven, no pue­den cre­cer. Con un mer­ca­do cada vez más exi­gen­te, estas empre­sas podrían enfren­tar difi­cul­ta­des para recau­dar más fon­dos, lo que pone en duda su sos­te­ni­bi­li­dad a lar­go pla­zo.

El caso de Hopin, que recau­dó más de 1.600 millo­nes de dóla­res, pero ven­dió su nego­cio prin­ci­pal por solo 15 millo­nes, refle­ja la mag­ni­tud de la cri­sis. Zeus Living, Plastiq y Bird son ejem­plos adi­cio­na­les de empre­sas que, a pesar de recau­dar can­ti­da­des sig­ni­fi­ca­ti­vas, no pudie­ron resis­tir la tor­men­ta.

Los inver­so­res, aun­que reco­no­cen que el fra­ca­so es par­te del jue­go, temen que las pér­di­das sean más drás­ti­cas esta vez. La inver­sión masi­va en nue­vas empre­sas, que se mul­ti­pli­có por ocho entre 2012 y 2022, ha crea­do una bur­bu­ja que final­men­te pare­ce estar esta­llan­do. Empresas que expe­ri­men­ta­ron éxi­to en las redes socia­les y apli­ca­cio­nes móvi­les no garan­ti­zan el mis­mo resul­ta­do para las nue­vas olea­das de star­tups, que han apos­ta­do por mode­los de nego­cios no pro­ba­dos.

Las cifras mues­tran una reali­dad impac­tan­te: apro­xi­ma­da­men­te 3.200 empre­sas esta­dou­ni­den­ses res­pal­da­das por capi­tal de ries­go han cerra­do este año, recau­dan­do pre­via­men­te 27.200 millo­nes de dóla­res. Estos datos, aun­que pro­ba­ble­men­te sub­es­ti­ma­dos, pro­por­cio­nan una visión som­bría de la situa­ción. Empresas que recau­da­ron gran­des sumas aho­ra están cerran­do silen­cio­sa­men­te, ale­ján­do­se del bri­llo que algu­na vez las rodeó.

La adver­ten­cia de inver­so­res y exper­tos es cla­ra: la indus­tria tec­no­ló­gi­ca se enfren­ta a tiem­pos difí­ci­les, y más fra­ca­sos podrían estar en el hori­zon­te. La inver­sión indis­cri­mi­na­da ha lle­ga­do a su fin, y aho­ra se impo­ne una era de selec­ti­vi­dad y cau­te­la. El cie­rre de empre­sas y el auge de las “zom­bis” son recor­da­to­rios de que, en este cam­bian­te mun­do tec­no­ló­gi­co, la super­vi­ven­cia es para aque­llos que pue­den adap­tar­se y ofre­cer resul­ta­dos con­cre­tos.

El tes­ti­mo­nio de fun­da­do­res que han deci­di­do cerrar empre­sas antes de que­dar­se sin efec­ti­vo des­ta­ca la com­ple­ji­dad de las deci­sio­nes que enfren­tan. Devolver el dine­ro a los inver­so­res se ha con­ver­ti­do en una opción más común, y el mer­ca­do ha vis­to sur­gir empre­sas espe­cia­li­za­das en ayu­dar a cerrar ope­ra­cio­nes de mane­ra orde­na­da.

En resu­men, lo que algu­na vez fue un boom tec­no­ló­gi­co aho­ra enfren­ta su inevi­ta­ble decli­ve. El mer­ca­do ha cam­bia­do, y las empre­sas que no pue­den adap­tar­se están pagan­do el pre­cio. Este no es solo el fin de un capí­tu­lo, sino el ini­cio de una nue­va era en la que la inno­va­ción y la sos­te­ni­bi­li­dad son más impor­tan­tes que las pro­me­sas vacías.