Cónclave: Intriga, poder y fe en la sombra del Vaticano

Pocas veces una pelí­cu­la lle­ga a los cines en el momen­to exac­to para con­ver­tir­se en fenó­meno social y cul­tu­ral. «Cónclave», diri­gi­da por Edward Berger, ha sal­ta­do a la pri­me­ra línea de la actua­li­dad mun­dial jus­to cuan­do el Vaticano vive uno de sus momen­tos más tras­cen­den­ta­les: la muer­te del Papa Francisco. El recien­te falle­ci­mien­to del pon­tí­fi­ce argen­tino el 21 de abril de 2025, tras un ictus cere­bral y un colap­so car­dio­vas­cu­lar irre­ver­si­ble, ha con­mo­cio­na­do a millo­nes de per­so­nas en todo el mun­do y ha abier­to el pro­ce­so de cón­cla­ve para ele­gir a su suce­sor, situan­do a la Iglesia cató­li­ca en el cen­tro de todas las mira­das.

En este con­tex­to, la pelí­cu­la «Cónclave» se ha con­ver­ti­do en un autén­ti­co fenó­meno de masas. No solo por su cali­dad cine­ma­to­grá­fi­ca y su poten­te repar­to, sino por­que, de mane­ra casi pro­fé­ti­ca, retra­ta con pre­ci­sión la atmós­fe­ra de ten­sión, reco­gi­mien­to y mis­te­rio que envuel­ve al Vaticano en estos días. El públi­co, impac­ta­do por la noti­cia del falle­ci­mien­to de Francisco —visi­ta­do por más de 250.000 per­so­nas en la capi­lla ardien­te y des­pe­di­do en un fune­ral mul­ti­tu­di­na­rio—, ha encon­tra­do en la pelí­cu­la una ven­ta­na pri­vi­le­gia­da para aso­mar­se a los secre­tos del pro­ce­so más her­mé­ti­co de la Iglesia: la elec­ción del nue­vo Papa.

El fil­me arran­ca, pre­ci­sa­men­te, con la muer­te ines­pe­ra­da de un Papa y el ini­cio del cón­cla­ve. El car­de­nal Thomas Lawrence (Ralph Fiennes) se con­vier­te en el eje de la his­to­ria, obli­ga­do a nave­gar entre la tra­di­ción, la pre­sión mediá­ti­ca y las manio­bras ocul­tas de sus cole­gas car­de­na­les. La pelí­cu­la, basa­da en la nove­la homó­ni­ma de Robert Harris, se mue­ve como un thri­ller psi­co­ló­gi­co, don­de cada ges­to y cada voto pue­den cam­biar el cur­so de la his­to­ria. Berger logra que el espec­ta­dor sien­ta la mis­ma expec­ta­ción que hoy se res­pi­ra en la Plaza de San Pedro, don­de miles de fie­les y curio­sos aguar­dan la famo­sa fuma­ta blan­ca que anun­cia­rá al nue­vo pon­tí­fi­ce.

La actualidad del cónclave: el Vaticano en el centro del mundo

No es casua­li­dad que «Cónclave» esté en boca de todos. La muer­te de Francisco, el pri­mer papa falle­ci­do en el car­go des­de Juan Pablo II, ha reac­ti­va­do el inte­rés glo­bal por los ritua­les y secre­tos del Vaticano. Desde la últi­ma apa­ri­ción públi­ca del Papa duran­te el Domingo de Resurrección has­ta la con­fir­ma­ción ofi­cial de su dece­so por par­te del car­de­nal camar­len­go Kevin Farrell, el mun­do ha segui­do minu­to a minu­to cada deta­lle del pro­ce­so fune­ra­rio y la inmi­nen­te elec­ción del nue­vo líder espi­ri­tual de más de mil millo­nes de cató­li­cos.

La pelí­cu­la reco­ge con minu­cio­si­dad los deta­lles de este pro­ce­so: el sella­do de la habi­ta­ción papal, la reu­nión de los car­de­na­les en la Capilla Sixtina, la que­ma de las pape­le­tas y la espe­ra ten­sa de la fuma­ta. Pero, más allá de la litur­gia, «Cónclave» explo­ra el lado humano y polí­ti­co de la Iglesia. Los car­de­na­les, ais­la­dos del mun­do exte­rior, se con­vier­ten en pie­zas de un table­ro don­de la fe, la ambi­ción y la super­vi­ven­cia ins­ti­tu­cio­nal se entre­la­zan en una par­ti­da de aje­drez de alto vol­ta­je.

La expec­ta­ción actual por el cón­cla­ve real —con nom­bres como Pietro Parolin o Robert Sarah sonan­do como posi­bles suce­so­res— ha hecho que el públi­co vea la pelí­cu­la con otros ojos. Ahora, cada esce­na resue­na con ecos de la reali­dad, y el sus­pen­se de la fic­ción se mez­cla con la incer­ti­dum­bre de un futu­ro papal aún por deci­dir.

Un thriller eclesiástico en sintonía con el presente

El gran méri­to de «Cónclave» es su capa­ci­dad para cap­tar la esen­cia de un momen­to his­tó­ri­co. La cin­ta no solo entre­tie­ne, sino que invi­ta a refle­xio­nar sobre el poder, la fe y la res­pon­sa­bi­li­dad en tiem­pos de cri­sis. El guion de Peter Straughan equi­li­bra el sus­pen­se con la intros­pec­ción, per­mi­tien­do que el espec­ta­dor empa­ti­ce con per­so­na­jes que, pese a su inves­ti­du­ra, son pro­fun­da­men­te huma­nos.

Ralph Fiennes lide­ra un repar­to inter­na­cio­nal de lujo, acom­pa­ña­do por Stanley Tucci, John Lithgow e Isabella Rossellini, en una coreo­gra­fía de mira­das, silen­cios y alian­zas cam­bian­tes. La direc­ción de Berger, pre­ci­sa y ele­gan­te, evi­ta el melo­dra­ma fácil y apues­ta por una narra­ción con­te­ni­da que, en estos días, se sien­te más real que nun­ca.

La foto­gra­fía y la músi­ca refuer­zan la atmós­fe­ra de reco­gi­mien­to y solem­ni­dad, tras­la­dan­do al espec­ta­dor al cora­zón mis­mo del Vaticano. En un con­tex­to en el que la Plaza de San Pedro ha sido tes­ti­go de lágri­mas, ora­cio­nes y des­pe­di­das mul­ti­tu­di­na­rias, la pelí­cu­la logra que cada plano, cada voto y cada susu­rro adquie­ran un sig­ni­fi­ca­do espe­cial.

Fidelidad, licencias y actualidad

Como toda obra de fic­ción basa­da en hechos reales, «Cónclave» toma algu­nas licen­cias narra­ti­vas para poten­ciar el dra­ma. Sin embar­go, la recrea­ción de los ritua­les y la atmós­fe­ra del cón­cla­ve es tan pre­ci­sa que muchos espec­ta­do­res han con­fe­sa­do sen­tir que esta­ban pre­sen­cian­do el pro­ce­so real que hoy ocu­pa por­ta­das y titu­la­res en todo el mun­do.

La pelí­cu­la no elu­de los temas incó­mo­dos que han mar­ca­do el pon­ti­fi­ca­do de Francisco: la refor­ma de la Iglesia, la lucha con­tra la corrup­ción, el papel de la mujer y los desa­fíos éti­cos del siglo XXI. Todo ello, sin caer en el sen­sa­cio­na­lis­mo, pero dejan­do cla­ro que la elec­ción de un Papa es mucho más que una cues­tión de fe: es una bata­lla de ideas, intere­ses y visio­nes de futu­ro.

En estos días, cuan­do el mun­do obser­va expec­tan­te las puer­tas de la Capilla Sixtina, «Cónclave» se con­vier­te en la pelí­cu­la impres­cin­di­ble para enten­der no solo el ritual, sino tam­bién el dra­ma humano que late bajo las ves­ti­du­ras car­de­na­li­cias. Una obra que, por su actua­li­dad, ha tras­cen­di­do el ámbi­to cine­ma­to­grá­fi­co para con­ver­tir­se en un fenó­meno social y cul­tu­ral.

Dónde ver «Cónclave»

El éxi­to de la pelí­cu­la se ha dis­pa­ra­do tras el falle­ci­mien­to de Francisco. Disponible en pla­ta­for­mas como Movistar Plus+, Amazon Prime Video, Apple TV+ y Filmin, «Cónclave» se ha con­ver­ti­do en una de las cin­tas más vis­tas del momen­to. Muchos espec­ta­do­res han opta­do por revi­si­tar­la o des­cu­brir­la aho­ra, bus­can­do res­pues­tas, para­le­lis­mos y, sobre todo, una for­ma de com­pren­der el mis­te­rio que envuel­ve la suce­sión papal.

Si tie­nes la opor­tu­ni­dad, no dudes en ver­la en pan­ta­lla gran­de para sumer­gir­te de lleno en la solem­ni­dad y el sus­pen­se que solo el Vaticano pue­de ofre­cer en estos días his­tó­ri­cos.


Referencias

Harris, R. (2016). Conclave. Londres: Hutchinson.
Novela ori­gi­nal en la que se basa la pelí­cu­la, impres­cin­di­ble para com­pren­der el tras­fon­do del cón­cla­ve y sus intri­gas.

Berger, E. (Director). (2024). Cónclave [Película].
Adaptación cine­ma­to­grá­fi­ca que ha cobra­do espe­cial rele­van­cia tras la muer­te del Papa Francisco.

Straughan, P. (Guionista). (2024). Cónclave [Guion adap­ta­do].
Guion galar­do­na­do que tras­la­da la ten­sión y el sus­pen­se del cón­cla­ve a la gran pan­ta­lla.

El País. (2025, abril 25). Muerte del papa Francisco.
Cobertura perio­dís­ti­ca de la muer­te y fune­ral del Papa Francisco, con­tex­to esen­cial para enten­der el auge de la pelí­cu­la.

Wikipedia. (2025). Muerte y fune­ral del papa Francisco.
Resumen deta­lla­do de los acon­te­ci­mien­tos recien­tes en el Vaticano, cla­ve para com­pren­der la actua­li­dad del cón­cla­ve.