El túnel de Catesby es uno de esos lugares donde la historia y la tecnología se dan la mano para crear algo único. Imagina un pasadizo subterráneo de casi tres kilómetros, construido en la época victoriana para que los trenes de vapor surcaran el corazón rural de Inglaterra, y que hoy es el escenario donde los coches más avanzados del planeta ponen a prueba su aerodinámica. No es ciencia ficción ni una película de espías: es el día a día en el túnel de Catesby, un enclave que ha pasado de transportar carbón y pasajeros a ser el laboratorio secreto de los superdeportivos y prototipos más punteros del mundo.

El origen del túnel: ladrillos, vapor y abandono
Para entender la magia del túnel de Catesby hay que viajar al siglo XIX, cuando el Reino Unido era la locomotora industrial del mundo. En 1897, en plena fiebre ferroviaria, se inauguró este túnel de 2,7 kilómetros de longitud, 8,2 metros de ancho y 7,8 metros de alto, construido con la friolera de 30 millones de ladrillos. Su misión era sencilla: permitir el paso de trenes de vapor a través de la campiña de Northamptonshire, cerca de Daventry, en lo que hoy se conoce como el Motorsport Valley, el Silicon Valley británico del motor.
Durante casi setenta años, el túnel fue testigo del ir y venir de locomotoras, del hollín pegado a sus paredes y del bullicio de la era industrial. Pero en 1966, como tantas otras infraestructuras ferroviarias, fue clausurado y condenado al olvido. Durante décadas, el túnel permaneció sellado, oscuro y silencioso, hasta que un grupo de visionarios vio en él una oportunidad irrepetible: convertirlo en el mejor laboratorio de pruebas aerodinámicas del mundo.
La transformación: de ruina a centro de innovación
La resurrección del túnel de Catesby no fue tarea fácil. La empresa Aero Research Partners (ARP), junto con socios como Multimatic Motorsports y TotalSlim, invirtió millones de libras en reacondicionar el túnel. El objetivo era claro: crear un entorno controlado, perfectamente recto y sellado, donde los vehículos pudieran circular a velocidades de hasta 240 km/h sin las interferencias del clima, el tráfico o las irregularidades de un circuito convencional.
El resultado es una instalación única en el mundo, donde la temperatura se mantiene constante alrededor de los 10 ºC y la superficie está pavimentada con precisión milimétrica. El túnel, situado a nueve metros bajo tierra, garantiza un silencio absoluto y una atmósfera inalterable, lo que permite realizar pruebas repetibles y fiables, algo imposible en un circuito al aire libre.
Pero, ¿por qué es tan especial el túnel de Catesby? La clave está en que, a diferencia de los túneles de viento tradicionales, aquí el coche se mueve de verdad. En un túnel de viento, el vehículo está parado y el aire se sopla sobre él mediante potentes ventiladores, lo que obliga a simular el movimiento del suelo con bandas móviles y a lidiar con complejas configuraciones de flujo. En Catesby, el coche circula a toda velocidad sobre asfalto real, en un entorno sin viento, lluvia ni cambios de temperatura. Es el mundo real, pero sin las molestias del mundo real.

Utilización y ventajas: el paraíso de la aerodinámica
Desde su reapertura en 2020, el túnel de Catesby se ha convertido en el lugar de peregrinación para ingenieros, pilotos y fabricantes de todo el mundo. Aquí se han probado desde prototipos de competición como el Mazda DPi de Multimatic hasta hiperdeportivos eléctricos como el McMurtry Spéirling, el coche con la aceleración más rápida del planeta.
Las pruebas en el túnel permiten medir el coeficiente de penetración aerodinámica (Cx) con una precisión inigualable. Por ejemplo, en ensayos recientes se han obtenido valores de Cx de 0,25 con carrocería corta y 0,23 con carrocería larga, cifras que rivalizan con las mejores mediciones de túnel de viento, pero en condiciones mucho más realistas. Los ingenieros pueden instalar sensores de presión, cámaras de alta velocidad y sistemas de telemetría para analizar el flujo de aire alrededor del coche, la altura de la carrocería, la temperatura de los neumáticos y hasta el más mínimo detalle que pueda influir en el rendimiento.
Además, el túnel permite realizar pruebas durante las 24 horas del día, sin importar la estación del año. Esto es especialmente útil en un país como Reino Unido, donde el clima es impredecible y las pistas al aire libre suelen estar mojadas, frías o resbaladizas. En Catesby, la superficie siempre está seca y la atmósfera es idéntica en cada pasada, lo que facilita la comparación de datos y la optimización de cada componente aerodinámico.
Otra ventaja clave es la privacidad. El túnel está cerrado al público y solo se puede reservar por turnos, lo que garantiza la confidencialidad de los desarrollos y la tranquilidad de los equipos. Eso sí, el precio no es apto para todos los bolsillos: una jornada completa puede costar hasta 15.000 libras, aunque también se pueden hacer pruebas más asequibles, como rodar en bicicleta por 1.000 libras.

El futuro: innovación, tecnología y exclusividad
El túnel de Catesby no solo es un laboratorio de pruebas, sino también un símbolo de cómo la ingeniería puede dar nueva vida a infraestructuras históricas. A su alrededor se está construyendo un parque tecnológico y científico que promete convertir la zona en un polo de innovación automovilística, atrayendo a empresas, universidades y startups de todo el mundo.
El uso del túnel no se limita a los coches de carreras o superdeportivos. También se están realizando pruebas con bicicletas de alta competición, vehículos eléctricos, prototipos de movilidad urbana y hasta experimentos de aerodinámica para la industria aeroespacial. La versatilidad del túnel y su capacidad para ofrecer datos precisos en condiciones controladas lo convierten en una herramienta imprescindible para cualquier proyecto que busque la máxima eficiencia y rendimiento.
En definitiva, el túnel de Catesby es mucho más que un pasadizo subterráneo: es el punto de encuentro entre la historia y el futuro de la automoción. Aquí, los ladrillos victorianos conviven con la fibra de carbono, los sensores de última generación y los sueños de velocidad de ingenieros y pilotos. Un lugar donde la innovación no tiene límites y donde cada prueba es un paso más hacia el coche perfecto.
Referencias
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Car and Driver (2022). Transforman una galería del siglo XIX en un túnel aerodinámico. Explica el origen ferroviario del túnel, su transformación y las ventajas frente a túneles de viento convencionales.
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20minutos (2024). El antiguo túnel ferroviario por el que ahora circulan coches a toda velocidad. Detalla la historia, el proceso de reserva y el impacto en la industria automovilística británica.
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El País Motor (2024). Un túnel de casi tres kilómetros de largo donde se puede circular a más de 240 km/h. Profundiza en la ingeniería del reacondicionamiento y las condiciones de uso del túnel.
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Automundo (2022). Catesby Tunnel, de túnel ferroviario a centro de pruebas. Analiza las diferencias entre túneles de viento y el túnel de Catesby, con testimonios de ingenieros y pilotos.
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Motorpasión (2025). El coche eléctrico más rápido del mundo tiene un arma secreta para conseguir sus récords: un túnel victoriano abandonado. Ejemplifica el uso del túnel en la puesta a punto de hiperdeportivos eléctricos y la importancia de las condiciones controladas.
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Wikipedia (2025). Efecto suelo en coches. Incluye datos sobre la eficiencia aerodinámica obtenida en pruebas reales en el túnel de Catesby y su relevancia para la industria.