El «Amen Break», el latido que revolucionó la música sin que nadie lo supiera

Tiempo de lec­tu­ra: ±12 minu­tos


En un rin­cón olvi­da­do de la his­to­ria musi­cal yace un solo de bate­ría de seis segun­dos que se con­vir­tió en el ADN de miles de can­cio­nes. Este frag­men­to, cono­ci­do como el Amen Break, no solo rede­fi­ne lo que sig­ni­fi­ca la crea­ti­vi­dad en la era digi­tal, sino que tam­bién expo­ne las para­do­jas de un sis­te­ma que vene­ra el arte pero olvi­da a sus crea­do­res. Desde el hip-hop calle­je­ro has­ta las pis­tas de bai­le elec­tró­ni­cas, este rit­mo ha sido pira­tea­do, glo­ri­fi­ca­do y miti­fi­ca­do, todo mien­tras su autor ori­gi­nal moría en el ano­ni­ma­to.

El origen, un accidente musical con sello gospel

Todo comen­zó en 1969, cuan­do The Winstons, una ban­da de soul lide­ra­da por Richard Lewis Spencer, gra­bó «Color Him Father», un tema que ganó un Grammy y ven­dió un millón de copias. Pero la his­to­ria no está del lado A del vini­lo, sino en la cara B: «Amen, Brother», una ver­sión funk de un himno gós­pel. A los 1:26 minu­tos, los ins­tru­men­tos callan y el bate­ris­ta Gregory Coleman eje­cu­ta un solo de cua­tro com­pa­ses. No era com­ple­jo —un redo­ble de sna­re, un gol­pe de kick—, pero su caden­cia orgá­ni­ca y la tex­tu­ra cru­da de la gra­ba­ción lo hicie­ron úni­co.

La ban­da, una mez­cla racial inusual para la épo­ca, se disol­vió en 1970 sin ima­gi­nar que aquel break sería su lega­do. Coleman, for­ma­do en la Iglesia Bautista, toca­ba con la inten­si­dad de quien vive la músi­ca, no la eje­cu­ta. Irónicamente, su con­tri­bu­ción más dura­de­ra fue un «relleno» com­pues­to en 20 minu­tos. Mientras «Color Him Father» sona­ba en la radio, «Amen, Brother» dor­mía en los archi­vos, has­ta que una déca­da des­pués, el DJ Breakbeat Lou lo res­ca­tó para su com­pi­la­ción Ultimate Breaks and Beats9.

La revolución, de Compton a las raves de Londres

En los años 80, el hip-hop des­cu­brió el poder del sam­pleo. Productores como Dr. Dre lo usa­ron en «Straight Outta Compton» de N.W.A., dis­tor­sio­nan­do el break para dar­le un aire ame­na­zan­te. Pero fue en el Reino Unido don­de el Amen Break mutó: los pro­duc­to­res de jun­gle y drum and bass lo ace­le­ra­ron a 160 BPM, lo cor­ta­ron en mil peda­zos y lo recons­tru­ye­ron con bajos sís­mi­cos. Artistas como Goldie en «Inner City Life» o LTJ Bukem lo con­vir­tie­ron en el cora­zón de un géne­ro que cele­bra­ba la velo­ci­dad y la rebe­lión.

¿Por qué este break y no otro? La res­pues­ta está en su fle­xi­bi­li­dad. Los seis segun­dos ori­gi­na­les —sin melo­días que inter­fi­rie­ran— eran un lien­zo en blan­co. Los transien­tes afi­la­dos del sna­re per­mi­tían apli­car efec­tos sin per­der cla­ri­dad, y la irre­gu­la­ri­dad rít­mi­ca (como el sna­re retra­sa­do en el ter­cer com­pás) daba un toque humano impo­si­ble de repli­car con máqui­nas. Desde Skrillex has­ta Tyler, the Creator, todos encon­tra­ron en él una base para expre­sar caos o belle­za.

Hoy el Amen Break tras­cien­de géne­ros: está en el pop melan­có­li­co de Lana Del Rey, en el metal indus­trial de Slipknot, e inclu­so en la ban­da sono­ra de Futurama. Es un fenó­meno glo­bal, pero tam­bién ínti­mo: en 2011, DJ Shadow con­fe­só que usó el break en 21 temas de su álbum Endtroducing… por­que era «como con­ver­sar con un vie­jo ami­go».

La deuda impagable, ética en la era del sampleo

La para­do­ja del Amen Break es que su éxi­to no bene­fi­ció a sus crea­do­res. The Winstons nun­ca reci­bie­ron rega­lías: los dere­chos de «Amen, Brother» per­te­ne­cían al sello Metromedia, y cuan­do Spencer supo del sam­pleo masi­vo en 1996, ya era tar­de para deman­dar. Coleman, por su par­te, murió en 2006 sin hogar y sin saber que su solo sona­ba en esta­dios y fes­ti­va­les. En 2015, DJs bri­tá­ni­cos recau­da­ron £24,000 para Spencer vía GoFundMe, un ges­to bien­in­ten­cio­na­do pero que evi­den­ció las grie­tas del sis­te­ma.

Este caso abre deba­tes incó­mo­dos: ¿es el sam­pleo un home­na­je o un roto? Cuando Bad Bunny usó un sam­ple sin licen­cia en «Safaera», Spotify lo reti­ró tem­po­ral­men­te, pero ¿cuán­tos artis­tas indie no tie­nen recur­sos para recla­mar? La ley de dere­chos de autor —dise­ña­da para un mun­do ana­ló­gi­co— lucha por seguir el rit­mo de la crea­ti­vi­dad digi­tal. Mientras, el Amen Break sigue vivo, sam­plea­do más de 5,000 veces según WhoSampled, un fan­tas­ma que repi­te su his­to­ria en cada nue­va can­ción.


Referencias

  • Spencer, R. L. (1969). Color Him Father [Grabación musi­cal]. Metromedia Records.
    El sen­ci­llo gana­dor del Grammy que escon­día el Amen Break en su cara B.
  • WhoSampled. (2020). Amen, Brotherhttps://www.whosampled.com
    Base de datos que ras­trea más de 5,000 usos del break.
  • Sopitas.com. (2025). La curio­sa y tris­te his­to­ria del sam­ple más usa­do.
    Reportaje deta­lla­do sobre el impac­to cul­tu­ral y las con­tro­ver­sias lega­les.
  • RTVE. (2020). The Winstons, “Amen, brother”https://www.rtve.es
    Análisis histórico-musical del tema y su lega­do.
  • Wikipedia. (2024). Amen Breakhttps://es.wikipedia.org
    Entrada enci­clo­pé­di­ca con datos téc­ni­cos y cro­no­lo­gía.

Röyksopp: De los bosques noruegos a la electricidad pura de «True Electric»

Röyksopp nun­ca ha sido un gru­po de seguir el manual. Desde sus ini­cios en la llu­vio­sa Bergen has­ta su últi­mo tra­ba­jo, «True Electric», el dúo norue­go ha demos­tra­do que la elec­tró­ni­ca pue­de ser cáli­da, expe­ri­men­tal y, sobre todo, impre­de­ci­ble. Svein Berge y Torbjørn Brundtland, los cere­bros tras este pro­yec­to, han sabi­do rein­ven­tar­se una y otra vez, dejan­do una hue­lla imbo­rra­ble en la músi­ca elec­tró­ni­ca mun­dial.

De la niebla noruega al estrellato global

La his­to­ria de Röyksopp arran­ca en 1998, cuan­do Svein y Torbjørn, ami­gos des­de la escue­la de músi­ca en Tromsø, deci­den unir fuer­zas tras una eta­pa en el gru­po Aedena Cycle. El nom­bre, una mez­cla de “røyk” (humo) y “sopp” (hon­go), hace refe­ren­cia al pecu­liar hon­go “pedo de lobo”, pero tam­bién encie­rra ese aire mis­te­rio­so y psi­co­dé­li­co que impreg­na su músi­ca. Sus pri­me­ras crea­cio­nes, como el EP “So Easy”, ya mos­tra­ban una incli­na­ción por los sin­te­ti­za­do­res ana­ló­gi­cos, los sam­plers y una bús­que­da cons­tan­te de nue­vas tex­tu­ras sono­ras.

El sal­to lle­gó en 2001 con «Melody A.M.», un álbum que los cata­pul­tó al éxi­to inter­na­cio­nal gra­cias a temas como “Eple”, “Poor Leno” y “Remind Me”. La mez­cla de down­tem­po, hou­se y ambient, com­bi­na­da con cola­bo­ra­cio­nes voca­les de Anneli Drecker y Erlend Øye, les abrió las puer­tas de la indus­tria y de las pis­tas de bai­le de medio mun­do. “Eple” lle­gó inclu­so a sonar en los orde­na­do­res de Apple como músi­ca de bien­ve­ni­da, y “Remind Me” se con­vir­tió en himno publi­ci­ta­rio en Reino Unido.

Pero Röyksopp nun­ca se que­dó quie­to. Con «The Understanding» (2005) die­ron un giro hacia soni­dos más pop y cola­bo­ra­cio­nes con artis­tas como Karin Dreijer Andersson (The Knife) y Anneli Drecker. “What Else Is There?” y “Only This Moment” mar­ca­ron una nue­va eta­pa, más acce­si­ble y emo­cio­nal, que con­so­li­dó su esta­tus de refe­ren­tes elec­tró­ni­cos.

Éxitos, evolución y la búsqueda de nuevos horizontes

A lo lar­go de más de dos déca­das, Röyksopp ha hecho de la expe­ri­men­ta­ción su ban­de­ra. Su dis­co­gra­fía es un via­je sin mapas: «Junior» (2009) apos­tó por la ener­gía y el pop elec­tró­ni­co con cola­bo­ra­cio­nes de Robyn, Lykke Li y Karin Dreijer Andersson; «Senior» (2010) fue todo lo con­tra­rio, un álbum ins­tru­men­tal, intros­pec­ti­vo y ambien­tal, per­fec­to para per­der­se en pai­sa­jes sono­ros bru­mo­sos.

En 2014, el EP «Do It Again» jun­to a Robyn y el álbum «The Inevitable End» mar­ca­ron un pun­to de infle­xión. El dúo anun­ció que sería su últi­mo álbum en for­ma­to tra­di­cio­nal, pero lejos de des­apa­re­cer, se embar­ca­ron en nue­vos pro­yec­tos audio­vi­sua­les y con­cep­tua­les, como la tri­lo­gía «Profound Mysteries» en 2022, don­de explo­ra­ron la rela­ción entre músi­ca, arte visual y narra­ti­va digi­tal.

Su músi­ca, siem­pre en evo­lu­ción, ha osci­la­do entre el hou­se, el drum and bass, el ambient y el synth­pop, con gui­ños a la músi­ca afro­ame­ri­ca­na y a la elec­tró­ni­ca más expe­ri­men­tal. La cla­ve: una obse­sión por los sin­te­ti­za­do­res clá­si­cos (Korg MS-20, Roland Juno-106) y una pre­fe­ren­cia por los soni­dos ana­ló­gi­cos, que les ha per­mi­ti­do man­te­ner una iden­ti­dad sono­ra reco­no­ci­ble y úni­ca.

Entre sus influen­cias, des­ta­can nom­bres como Kraftwerk, Brian Eno, Giorgio Moroder, Art of Noise, Vangelis, Erik Satie y Francis Lai. Pero tam­bién hay espa­cio para home­na­jes a la elec­tró­ni­ca de los 70, el prog rock de Pink Floyd y King Crimson, y la esce­na norue­ga de ban­das como Bel Canto y Biosphere.

«True Electric», el regreso a la pista y la esencia del directo

2025 ha traí­do con­si­go una nue­va eta­pa: «True Electric», un álbum que reco­ge la ener­gía de su gira en vivo de 2023 y que supo­ne un regre­so a sus raí­ces más elec­tró­ni­cas y orien­ta­das al club. Con 19 temas, el dis­co es una cele­bra­ción del lega­do de Röyksopp, con rein­ter­pre­ta­cio­nes de pie­zas de la tri­lo­gía «Profound Mysteries», nue­vas ver­sio­nes de clá­si­cos como “Do It Again” (con Robyn) y “Running To The Sea” (con Susanne Sundfør), y el iné­di­to “The R”, que pro­me­te sor­pren­der inclu­so a los fans más vete­ra­nos.

El ade­lan­to del álbum, una rein­ter­pre­ta­ción de “What Else Is There?” jun­to a Fever Ray, mues­tra a un dúo en ple­na for­ma, capaz de revi­ta­li­zar sus pro­pios clá­si­cos con una inten­si­dad y un pul­so reno­va­dos. El álbum, dis­po­ni­ble en pla­ta­for­mas digi­ta­les des­de el 11 de abril de 2025 y en edi­cio­nes físi­cas limi­ta­das a par­tir del 9 de mayo, inclu­ye un vini­lo tri­ple, un set de 2 CDs y mate­rial visual exclu­si­vo, todo pen­sa­do para cap­tu­rar la esen­cia ciné­ti­ca de sus shows en vivo.

La gira mun­dial aso­cia­da a «True Electric» ha aña­di­do nue­vas fechas en Estados Unidos y Reino Unido, con­fir­man­do que Röyksopp sigue sien­do una refe­ren­cia en el cir­cui­to inter­na­cio­nal de la elec­tró­ni­ca de van­guar­dia.

Influencias y legado, de Kraftwerk a la nueva generación

Röyksopp no solo ha bebi­do de los gran­des nom­bres de la elec­tró­ni­ca, sino que tam­bién ha deja­do su impron­ta en una nue­va gene­ra­ción de artis­tas. Su capa­ci­dad para mez­clar géne­ros, rein­ven­tar el for­ma­to álbum y apos­tar por cola­bo­ra­cio­nes voca­les ha ins­pi­ra­do a pro­duc­to­res y ban­das de todo el mun­do. Han sido deman­da­dos para remez­clar a Coldplay, The Streets, Beck o Felix Da Housecat, y su influen­cia se per­ci­be en la esce­na escan­di­na­va y más allá.

Su apues­ta por el direc­to, con pues­tas en esce­na visua­les y tra­jes excén­tri­cos, ha mar­ca­do ten­den­cia y ha ele­va­do el lis­tón de lo que pue­de ser un con­cier­to de elec­tró­ni­ca. No es raro ver a Berge tocan­do “Eple” con una cáp­su­la espa­cial en la cabe­za o a Brundtland rodea­do de sin­te­ti­za­do­res vin­ta­ge. Röyksopp ha demos­tra­do que la elec­tró­ni­ca pue­de ser espec­tácu­lo, pero tam­bién emo­ción y pro­fun­di­dad con­cep­tual.

Premios, reconocimientos y el futuro eléctrico

A lo lar­go de su carre­ra, Röyksopp ha sido nomi­na­do a dos pre­mios Grammy, ha gana­do sie­te Spellemannprisen (el equi­va­len­te norue­go de los Grammy), y ha con­se­gui­do varios núme­ros uno en Noruega y Reino Unido. Su lega­do se mide tan­to en cifras como en impac­to cul­tu­ral: han ven­di­do millo­nes de dis­cos, han sido refe­ren­tes en fes­ti­va­les y han cola­bo­ra­do con algu­nos de los nom­bres más impor­tan­tes de la músi­ca con­tem­po­rá­nea.

Con «True Electric», el dúo no solo cele­bra su pasa­do, sino que abre una nue­va eta­pa en la que la ener­gía del direc­to y la expe­ri­men­ta­ción sono­ra vuel­ven a estar en el cen­tro. Röyksopp sigue sien­do un ejem­plo de cómo la elec­tró­ni­ca pue­de rein­ven­tar­se sin per­der su esen­cia, y de cómo la músi­ca, como los hon­gos que les die­ron nom­bre, pue­de bro­tar en los luga­res más insos­pe­cha­dos.


Referencias

  • Berge, S., & Brundtland, T. (2025). True Electric [Álbum]. Röyksopp. Una obra que encap­su­la la ener­gía de sus direc­tos y su regre­so a las raí­ces elec­tró­ni­cas.

  • Wikipedia. (2024). Röyksopp. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%B6yksopp. Artículo deta­lla­do sobre la his­to­ria, dis­co­gra­fía e influen­cias del dúo norue­go.

  • Loudcave. (2025). Röyksopp: True Electric, una expe­rien­cia sono­ra en vivo en for­ma­to LP. Análisis del nue­vo álbum y su con­tex­to.

  • Turismonoruega.com. (2023). Descubre el éxi­to musi­cal de Röyksopp: una his­to­ria de inno­va­ción. Reseña sobre los orí­ge­nes y la evo­lu­ción del gru­po.

  • Indie Rocks! (2012). El reco­rri­do de Röyksopp. Artículo sobre las influen­cias y el impac­to cul­tu­ral de Röyksopp en la esce­na elec­tró­ni­ca inter­na­cio­nal.

Comunicar en la oscuridad, cómo mantenernos conectados en un apagón total

El 28 de abril de 2025, España, Portugal y par­te de Europa vivie­ron un apa­gón eléc­tri­co gene­ral que dejó a millo­nes de per­so­nas sin luz, sin inter­net y, lo más inquie­tan­te, sin la posi­bi­li­dad de comu­ni­car­se con sus seres que­ri­dos. En un mun­do hiper­co­nec­ta­do, don­de la depen­den­cia del móvil y la red es abso­lu­ta, la expe­rien­cia fue un recor­da­to­rio bru­tal de nues­tra fra­gi­li­dad tec­no­ló­gi­ca. ¿Qué pasa­ría si maña­na se repi­te? ¿Cómo podría­mos man­te­ner­nos comu­ni­ca­dos si el móvil y el WhatsApp dejan de fun­cio­nar? Vamos a explo­rar alter­na­ti­vas reales, des­de apps que fun­cio­nan sin inter­net has­ta la vie­ja radio, pasan­do por la tec­no­lo­gía mesh y las solu­cio­nes más ana­ló­gi­cas. Prepárate para un via­je por la comu­ni­ca­ción en tiem­pos de apa­gón, sin dra­mas, pero con los pies en la tie­rra.

Cuando el móvil se apaga, el gran vacío comunicativo

El apa­gón de abril de 2025 dejó cla­ro que la infra­es­truc­tu­ra de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes es tan vul­ne­ra­ble como la eléc­tri­ca. Aunque duran­te los pri­me­ros minu­tos algu­nos pudie­ron enviar WhatsApps o hacer lla­ma­das gra­cias a las bate­rías de res­pal­do de las ante­nas, la reali­dad se impu­so rápi­do: una vez ago­ta­da la ener­gía de emer­gen­cia, la red cayó como un cas­ti­llo de nai­pes. Para que un men­sa­je lle­gue por WhatsApp, no bas­ta con que tu móvil fun­cio­ne; toda la cade­na de nodos, ante­nas, ser­vi­do­res y cables debe estar ope­ra­ti­va. Si una sola pie­za falla, adiós a la comu­ni­ca­ción digi­tal.

En esas horas de des­con­cier­to, muchos redes­cu­brie­ron la impor­tan­cia de la radio FM y de los telé­fo­nos con chip de radio, que, conec­ta­dos a unos sen­ci­llos auri­cu­la­res, per­mi­tían al menos ente­rar­se de lo que ocu­rría. Pero ¿y para hablar con la fami­lia, los ami­gos, los veci­nos? La sen­sa­ción de ais­la­mien­to fue tan inten­sa como ines­pe­ra­da. El móvil, ese apén­di­ce inse­pa­ra­ble, se vol­vió un pisa­pa­pe­les de lujo.

Las auto­ri­da­des, des­bor­da­das, reco­men­da­ron inten­tar las lla­ma­das de emer­gen­cia (112) des­de móvi­les de dife­ren­tes ope­ra­do­ras, bus­can­do apro­ve­char cual­quier res­qui­cio de red dis­po­ni­ble. Incluso se habi­li­ta­ron líneas fijas alter­na­ti­vas y, en últi­ma ins­tan­cia, se ani­mó a la pobla­ción a acu­dir físi­ca­men­te a los cen­tros de segu­ri­dad más cer­ca­nos si la comu­ni­ca­ción era impo­si­ble. Un sal­to atrás en el tiem­po, pero efi­caz en situa­cio­nes extre­mas.

La cla­ve que nos dejó el apa­gón: no pode­mos depen­der solo del móvil ni de inter­net. Si que­re­mos estar pre­pa­ra­dos para el pró­xi­mo cor­te, toca explo­rar alter­na­ti­vas, des­de las más tec­no­ló­gi­cas has­ta las más ana­ló­gi­cas.

Alternativas para comunicarse sin electricidad ni internet: del mesh al papel

La bue­na noti­cia es que exis­ten opcio­nes para man­te­ner cier­to nivel de comu­ni­ca­ción inclu­so cuan­do la red cae. La mala: requie­ren pre­pa­ra­ción pre­via, algo de inge­nio y, sobre todo, cam­biar el chip men­tal de la inme­dia­tez digi­tal. Olvídate de los memes y los vídeos de gatos; aquí habla­mos de men­sa­jes bási­cos, cor­tos y, muchas veces, cara a cara.

Las apps que funcionan sin internet ni cobertura

En pleno siglo XXI, la tec­no­lo­gía mesh (red de malla) ha abier­to una puer­ta intere­san­te: per­mi­te que los móvi­les se conec­ten direc­ta­men­te entre sí usan­do Bluetooth o WiFi, for­man­do una red local que no depen­de de ante­nas ni ser­vi­do­res. ¿Magia? No, físi­ca bási­ca y soft­wa­re lis­to para la emer­gen­cia.

Entre las apps más des­ta­ca­das está Briar, dis­po­ni­ble en Android, que per­mi­te enviar men­sa­jes cifra­dos a otros usua­rios cer­ca­nos usan­do Bluetooth o WiFi direc­to. No nece­si­tas cober­tu­ra, pero sí estar a pocos metros del des­ti­na­ta­rio. Ideal para comu­ni­car­se en un edi­fi­cio, una comu­ni­dad o un cam­pa­men­to impro­vi­sa­do. La pri­va­ci­dad es máxi­ma, ya que los men­sa­jes no pasan por ser­vi­do­res y se alma­ce­nan solo en el dis­po­si­ti­vo. Eso sí, olví­da­te de hablar con tu pri­mo en la otra pun­ta de la ciu­dad: el alcan­ce es limi­ta­do. Briar es per­fec­ta para gru­pos redu­ci­dos y situa­cio­nes de ais­la­mien­to extre­mo.

Otra opción es Bridgefy, que tam­bién uti­li­za Bluetooth para crear una red de malla entre usua­rios. Su ven­ta­ja es que los men­sa­jes pue­den sal­tar de móvil en móvil, amplian­do el alcan­ce siem­pre que haya sufi­cien­tes per­so­nas con la app ins­ta­la­da en la zona. Es como un telé­fono roto digi­tal, pero que fun­cio­na. La ins­ta­la­ción es sen­ci­lla y sir­ve tan­to para Android como para iOS, aun­que la segu­ri­dad no es tan robus­ta como la de Briar. En un apa­gón, lo impor­tan­te es que el men­sa­je lle­gue, aun­que sea dan­do un rodeo.

Para los más techies, Meshtastic com­bi­na apps móvi­les con dis­po­si­ti­vos de radio­fre­cuen­cia LoRa, per­mi­tien­do enviar men­sa­jes a varios kiló­me­tros de dis­tan­cia sin depen­der de la red eléc­tri­ca ni de inter­net. Eso sí, requie­re com­prar hard­wa­re espe­cí­fi­co y tener cier­tos cono­ci­mien­tos téc­ni­cos. La ven­ta­ja es su alcan­ce y per­so­na­li­za­ción; la des­ven­ta­ja, que no es una solu­ción plug and play para la mayo­ría.

El viejo walkie-talkie nunca muere

Si hay un clá­si­co de las emer­gen­cias, ese es el walkie-talkie. Los mode­los moder­nos, con alcan­ce de varios kiló­me­tros y auto­no­mía para días, pue­den ser la sal­va­ción en un apa­gón pro­lon­ga­do. No requie­ren red, solo pilas o bate­rías car­ga­das. Su uso es sen­ci­llo, y per­mi­ten coor­di­nar gru­pos, avi­sar de emer­gen­cias o sim­ple­men­te man­te­ner el con­tac­to entre veci­nos. En comu­ni­da­des rura­les o urba­ni­za­cio­nes, orga­ni­zar una red de wal­kies pue­de mar­car la dife­ren­cia.

La radio FM y el boca a boca, lo analógico resiste

Cuando todo lo digi­tal falla, la radio FM sigue sien­do la rei­na de la infor­ma­ción. Muchos móvi­les inclu­yen chip de radio, aun­que a veces está des­ac­ti­va­do por el fabri­can­te. Una radio por­tá­til a pilas es un bási­co en cual­quier kit de emer­gen­cia. Permite reci­bir infor­ma­ción ofi­cial, avi­sos y, en algu­nos casos, men­sa­jes de la comu­ni­dad. Es comu­ni­ca­ción uni­di­rec­cio­nal, pero en una cri­sis, saber qué ocu­rre es tan impor­tan­te como poder hablar.

El boca a boca, el tablón de anun­cios en el por­tal o la nota manus­cri­ta en el para­bri­sas del coche recu­pe­ran pro­ta­go­nis­mo. Puede sonar arcai­co, pero en ausen­cia de tec­no­lo­gía, la comu­ni­ca­ción direc­ta es la más fia­ble. Organizar pun­tos de encuen­tro, tur­nos de infor­ma­ción o gru­pos de vigi­lan­cia veci­nal pue­de ser vital.

¿Y los móviles por satélite?

Aunque en 2025 los móvi­les por saté­li­te no son de uso común, exis­ten y podrían ser una solu­ción en esce­na­rios extre­mos2. Estos dis­po­si­ti­vos se conec­tan direc­ta­men­te con saté­li­tes de órbi­ta baja, inde­pen­dien­tes de la red eléc­tri­ca terres­tre. Suelen usar­se en ámbi­tos mili­ta­res, expe­di­cio­nes o zonas remo­tas, pero su pre­cio y dis­po­ni­bi­li­dad los ale­jan del gran públi­co. Aun así, en el futu­ro podrían con­ver­tir­se en una alter­na­ti­va real para emer­gen­cias masi­vas, sobre todo si los pro­yec­tos de redes sate­li­ta­les euro­peas avan­zan.

Preparar el kit de comunicación de emergencia

La expe­rien­cia del apa­gón ha hecho que muchos recon­si­de­ren su pre­pa­ra­ción. Un kit bási­co debe­ría incluir:

  • Una radio FM por­tá­til con pilas de repues­to

  • Walkie-talkies con bate­rías car­ga­das

  • Un móvil anti­guo con chip de radio acti­va­do

  • Apps como Briar o Bridgefy ins­ta­la­das y con­fi­gu­ra­das

  • Una lis­ta de con­tac­tos y direc­cio­nes en papel

  • Linternas, pilas y car­ga­do­res sola­res

No se tra­ta de vivir en modo prep­per, sino de asu­mir que la tec­no­lo­gía pue­de fallar y que un poco de pre­vi­sión pue­de aho­rrar­nos sus­tos y angus­tias.

El papel de las autoridades y la comunidad

Durante el apa­gón, las auto­ri­da­des refor­za­ron los ser­vi­cios poli­cia­les y de emer­gen­cia, habi­li­tan­do líneas alter­na­ti­vas y reco­men­dan­do acu­dir a cen­tros de segu­ri­dad en caso de inco­mu­ni­ca­ción. La cola­bo­ra­ción ciu­da­da­na y la cal­ma fue­ron cla­ve para evi­tar el caos. En situa­cio­nes así, seguir los cana­les ofi­cia­les de infor­ma­ción, man­te­ner la cal­ma y cola­bo­rar con los veci­nos es tan impor­tan­te como tener el últi­mo gad­get.

La pre­ven­ción pasa tam­bién por exi­gir a las ope­ra­do­ras y a las admi­nis­tra­cio­nes que mejo­ren la auto­no­mía de las infra­es­truc­tu­ras crí­ti­cas, con bate­rías de res­pal­do más poten­tes o gene­ra­ción solar en las ante­nas. No es solo una cues­tión téc­ni­ca, sino de resi­lien­cia social.

¿Estamos preparados para el próximo apagón?

La pre­gun­ta que que­da flo­tan­do tras el apa­gón de 2025 es incó­mo­da: ¿esta­mos lis­tos para vivir sin móvil ni inter­net duran­te horas o días? La res­pues­ta, para la mayo­ría, es un rotun­do no. Pero la bue­na noti­cia es que la pre­pa­ra­ción no es com­pli­ca­da ni cara. Basta con recu­pe­rar algu­nas cos­tum­bres olvi­da­das, ins­ta­lar un par de apps y, sobre todo, hablar con los veci­nos.

La tec­no­lo­gía mesh, los wal­kies y la radio son alia­dos ines­pe­ra­dos en un mun­do digi­tal. No sus­ti­tui­rán al WhatsApp ni al TikTok, pero pue­den mar­car la dife­ren­cia entre el ais­la­mien­to y la cone­xión en una emer­gen­cia. La cla­ve está en no dejar­lo para maña­na: ins­ta­la las apps, com­pra la radio, habla con tu comu­ni­dad.

El apa­gón fue un avi­so, no una con­de­na. Si apren­de­mos la lec­ción, la pró­xi­ma vez esta­re­mos menos per­di­dos y más conec­ta­dos, aun­que sea a la vie­ja usan­za. Porque, al final, comu­ni­car es mucho más que enviar un emo­ji: es estar ahí, aun­que sea en la oscu­ri­dad.


Referencias

  1. Xataka Android. (2025). El apa­gón dejó cla­ro que no pode­mos depen­der de WhatsApp. Estas apps de men­sa­je­ría fun­cio­nan inclu­so sin inter­net. Explica alter­na­ti­vas como Briar, Bridgefy y Meshtastic para comu­ni­car­se sin red.

  2. Maldita Tecnología. (2025). Por qué las tele­co­mu­ni­ca­cio­nes falla­ron con el apa­gón eléc­tri­co y cómo podría­mos mejo­rar la resi­lien­cia. Analiza la vul­ne­ra­bi­li­dad de la infra­es­truc­tu­ra y la opción de móvi­les por saté­li­te.

  3. El Faro de Ceuta. (2025). Cómo actuar en caso de un nue­vo apa­gón eléc­tri­co masi­vo. Detalla las medi­das toma­das por las auto­ri­da­des y las reco­men­da­cio­nes para la pobla­ción.

  4. Hipertextual. (2025). Briar: así es la app para enviar men­sa­jes sin inter­net ni cober­tu­ra. Profundiza en el fun­cio­na­mien­to y limi­ta­cio­nes de Briar, una app cla­ve en situa­cio­nes de emer­gen­cia.

  5. Genbeta. (2025). España se ha que­da­do sin luz con un enor­me apa­gón. Describe el impac­to ini­cial y la recu­pe­ra­ción pro­gre­si­va de las tele­co­mu­ni­ca­cio­nes tras el apa­gón.