Maria Callas: más allá del tiempo y la ópera

Introducción

Maria Callas, la diva de la ópe­ra del siglo XX, cum­pli­ría 100 años el 2 de diciem­bre. Su lega­do no solo resi­de en su pro­di­gio­sa voz, sino en la pro­fun­di­dad y reali­dad que otor­gó a sus inter­pre­ta­cio­nes ope­rís­ti­cas.

La Traviata: un instante de realismo

Su inter­pre­ta­ción de la ópe­ra «La Tra­via­ta» reve­la la maes­tría de Callas en deta­lles míni­mos. Un silen­cio antes de «pura» expre­sa la resig­na­ción de Vio­let­ta, sugi­rien­do que su feli­ci­dad es expen­da­ble si no es pura. Estos deta­lles cap­tu­ra­dos en gra­ba­cio­nes son tes­ta­men­to de su resis­ten­cia a miti­fi­car­se.

Maria Callas como Violeta en la ópera La Traviata

Callas en la actualidad

A pesar de su muer­te en 1977, la pre­sen­cia de Callas per­sis­te en remas­te­ri­za­cio­nes y repac­ka­gings de sus gra­ba­cio­nes. Su influen­cia se extien­de a la cul­tu­ra con­tem­po­rá­nea, des­de anun­cios de Apple has­ta futu­ras pro­duc­cio­nes cine­ma­to­grá­fi­cas y giras de holo­gra­mas.

El realismo de Callas

Las actua­cio­nes de Callas no eran sim­ples entre­te­ni­mien­tos; cada nota impor­ta­ba. Su expre­si­vi­dad vocal y pre­sen­cia mag­né­ti­ca ele­va­ban la ópe­ra a un arte ver­da­de­ra­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vo. Ejem­plos como su inter­pre­ta­ción de «Tu che le vani­tà» de «Don Car­lo» en 1962 resal­tan su gran­de­za y hones­ti­dad.

La reconstrucción de un mundo perdido

Callas no solo inter­pre­ta­ba, sino que recons­truía reper­to­rios olvi­da­dos, como obras de Doni­zet­ti, Belli­ni y Ros­si­ni. Abor­da­ba pie­zas popu­la­res como si fue­ran nue­vas, devol­vien­do a la vida per­so­na­jes antes con­si­de­ra­dos sim­ples. Des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, demos­tró que la rique­za cul­tu­ral de Euro­pa podía sur­gir de la des­truc­ción.

Maria Callas y Onassis

La vida de Callas

Naci­da en Nue­va York de inmi­gran­tes grie­gos, Callas cre­ció en Gre­cia, don­de comen­zó su carre­ra. Sin un apren­di­za­je con­ven­cio­nal, asu­mió roles desa­fian­tes en su tem­pra­na juven­tud. Su vida per­so­nal, mar­ca­da por rela­cio­nes tumul­tuo­sas, con­tri­bu­yó a su ima­gen míti­ca.

Legado y preguntas perdurables

A pesar de su bre­ve carre­ra, Callas sigue sien­do la medi­da de muchos can­tan­tes ope­rís­ti­cos. Su lega­do plan­tea la pre­gun­ta per­sis­ten­te en el mun­do de la ópe­ra: ¿Hay vida des­pués de Callas? Su cen­te­na­rio la colo­ca como un faro de inte­gri­dad y pro­fun­di­dad artís­ti­ca en una cul­tu­ra que valo­ra cada vez menos esas cua­li­da­des.

En su cen­te­na­rio, Maria Callas sigue sien­do un ele­men­to fun­da­men­tal en la ópe­ra, una figu­ra inmor­tal que tras­cien­de el tiem­po y sigue influen­cian­do el arte líri­co.

Low Roar: La Trayectoria Musical de Ryan Karazija en Islandia

La músi­ca tie­ne el poder de tras­cen­der fron­te­ras y conec­tar a las per­so­nas de mane­ras sor­pren­den­tes. Este es el caso de Low Roar, un pro­yec­to musi­cal islan­dés de post-rock y elec­tró­ni­ca fun­da­do por el inmi­gran­te esta­dou­ni­den­se Ryan Kara­zi­ja. Voy a con­ta­ros la fas­ci­nan­te his­to­ria de Low Roar y su impac­to en el mun­do de la músi­ca y los video­jue­gos.

El Comien­zo de un Via­je Musi­cal

La his­to­ria de Low Roar comien­za con Ryan Kara­zi­ja, quien ori­gi­nal­men­te lide­ra­ba la ban­da de indie rock cali­for­nia­na Audrye Ses­sions des­de 2002 has­ta 2010. Tras esta expe­rien­cia, Kara­zi­ja tomó un camino audaz y deci­dió mudar­se a Reyk­ja­vík, Islan­dia, don­de daría vida a su nue­vo pro­yec­to musi­cal: Low Roar. En 2011, lan­za­ron su álbum homó­ni­mo debut, mar­can­do el ini­cio de una emo­cio­nan­te tra­ve­sía musi­cal.

En sus ini­cios, Low Roar era un pro­yec­to en soli­ta­rio de Kara­zi­ja, pero con el tiem­po se unie­ron al gru­po Lei­fur Björns­son y Logi Guð­munds­son. La fusión de sus talen­tos y expe­rien­cias musi­ca­les con­tri­bu­yó a dar for­ma al dis­tin­ti­vo soni­do de la ban­da, una mez­cla úni­ca de post-rock y elec­tró­ni­ca que cau­ti­va­ría a audien­cias de todo el mun­do.

La Evo­lu­ción Musi­cal de Low Roar

Tras su álbum debut, Low Roar con­ti­nuó cre­cien­do y evo­lu­cio­nan­do. En 2014, lan­za­ron su segun­do álbum titu­la­do «0» bajo el sello Tone­qua­ke Records. Este tra­ba­jo con­so­li­dó su posi­ción en la esce­na musi­cal y atra­jo la aten­ción de una audien­cia cada vez mayor.

Sin embar­go, fue en 2017 cuan­do Low Roar daría un paso sig­ni­fi­ca­ti­vo con el lan­za­mien­to de «Once in a Long, Long Whi­le…». Este álbum pro­fun­di­zó en las emo­cio­nes y expe­rien­cias de la vida de Ryan Kara­zi­ja, y su músi­ca reso­nó con quie­nes bus­ca­ban una cone­xión emo­cio­nal a tra­vés de la músi­ca. Cada pis­ta era una invi­ta­ción a refle­xio­nar y sen­tir pro­fun­da­men­te, lo que soli­di­fi­có aún más la posi­ción de la ban­da en la esce­na musi­cal inter­na­cio­nal.

En noviem­bre de 2019, Low Roar pre­sen­tó su álbum «ross.», que con­ti­nuó explo­ran­do nue­vas dimen­sio­nes musi­ca­les y emo­cio­na­les. La ban­da mos­tró una madu­rez artís­ti­ca impre­sio­nan­te en este tra­ba­jo, y sus segui­do­res apre­cia­ron la pro­fun­di­dad y la evo­lu­ción de su soni­do.

Final­men­te, en julio de 2021, Low Roar lan­zó su álbum más recien­te, titu­la­do «may­be tomo­rrow…». Este álbum cau­ti­vó a los oyen­tes con su com­bi­na­ción de melan­co­lía y espe­ran­za, una mar­ca dis­tin­ti­va de la músi­ca de la ban­da. Cada can­ción era una expe­rien­cia emo­ti­va, lo que demos­tró que Low Roar seguía inno­van­do y explo­ran­do nue­vas direc­cio­nes musi­ca­les.

El Impac­to en el Mun­do de los Video­jue­gos

Low Roar no solo ha deja­do su hue­lla en el mun­do de la músi­ca, sino que tam­bién ha influi­do en la indus­tria de los video­jue­gos de una mane­ra nota­ble. Su músi­ca desem­pe­ñó un papel cru­cial en el video­jue­go «Death Stran­ding», desa­rro­lla­do por el renom­bra­do dise­ña­dor de video­jue­gos Hideo Koji­ma.

La cola­bo­ra­ción entre Low Roar y Hideo Koji­ma ocu­rrió de mane­ra casi for­tui­ta cuan­do Koji­ma des­cu­brió la músi­ca de la ban­da en una tien­da de dis­cos en Reyk­ja­vík. Impre­sio­na­do por su soni­do «sen­sual» y «úni­co», Koji­ma deci­dió incor­po­rar varias can­cio­nes de Low Roar en su jue­go «Death Stran­ding». Esta cola­bo­ra­ción tuvo un impac­to sig­ni­fi­ca­ti­vo en la popu­la­ri­dad de la ban­da, ya que su músi­ca lle­gó a un públi­co más amplio a tra­vés del mun­do de los video­jue­gos.

Para Low Roar, esta cola­bo­ra­ción lle­gó en un momen­to cru­cial. La ban­da esta­ba luchan­do, y gran par­te de su músi­ca se gra­ba­ba en una compu­tado­ra por­tá­til en la coci­na de Ryan Kara­zi­ja. El uso de su músi­ca en «Death Stran­ding» tuvo un efec­to pro­fun­da­men­te posi­ti­vo en su carre­ra y les brin­dó la visi­bi­li­dad que mere­cían.

Ade­más de «Death Stran­ding», Low Roar tam­bién con­tri­bu­yó con la can­ción «Feels» para el jue­go móvil «Ark­nights», que lue­go se lan­zó como «Fade Away» en su álbum «may­be tomo­rrow…» de 2021.

Un Lega­do Musi­cal Dura­de­ro

La músi­ca de Low Roar ha deja­do una impre­sión inde­le­ble en la indus­tria musi­cal y en el mun­do de los video­jue­gos. Su capa­ci­dad para evo­car emo­cio­nes y conec­tar con la audien­cia ha gana­do el cora­zón de fans en todo el mun­do.

Trá­gi­ca­men­te, en octu­bre de 2022, se anun­ció que Ryan Kara­zi­ja, el fun­da­dor y can­tan­te prin­ci­pal de la ban­da, falle­ció a la edad de 40 años debi­do a com­pli­ca­cio­nes rela­cio­na­das con la neu­mo­nía. A pesar de esta pér­di­da devas­ta­do­ra, se reve­ló que un sex­to álbum, que esta­ba sien­do edi­ta­do en 2022, even­tual­men­te verá la luz, lo que ase­gu­ra que el lega­do musi­cal de Low Roar con­ti­nua­rá vivien­do en el cora­zón de sus segui­do­res y en el mun­do de la músi­ca.

La his­to­ria de Low Roar es un tes­ti­mo­nio de la capa­ci­dad de la músi­ca para ins­pi­rar, conec­tar y tras­cen­der barre­ras cul­tu­ra­les. La músi­ca de la ban­da ha toca­do los cora­zo­nes de aque­llos que han teni­do el pla­cer de escu­char­la, y su impac­to per­du­ra­rá en la indus­tria musi­cal y en el mun­do de los video­jue­gos duran­te mucho tiem­po.

In principio erat Kraftwerk

Kraft­werk son con­si­de­ra­dos los pio­ne­ros de la músi­ca elec­tró­ni­ca, sus rit­mos repe­ti­ti­vos y la inclu­sión de múl­ti­ples sin­te­ti­za­do­res y voco­ders en sus com­po­si­cio­nes hicie­ron que estas nue­vas for­mas de enten­der la músi­ca entra­sen en las lis­tas de éxi­tos.

Pero los orí­ge­nes de la músi­ca elec­tró­ni­ca comen­za­ron unos años antes… unos cuan­tos años antes…

Lá música electrónica en el siglo XIX

Si, no esta­mos equi­vo­ca­dos, los soni­dos elec­tró­ni­cos ya comen­za­ron en el siglo XIX, años antes de que ni siquie­ra los inte­gran­tes de Kraft­werk hubie­sen naci­do.

En 1898 se cons­tru­yó el que se pue­de con­si­de­rar el pri­mer ins­tru­men­to elec­tró­ni­co.

Real­men­te era un dis­po­si­ti­vo elec­tro­me­cá­ni­co crea­do por Thad­deus Cahill que median­te rue­das tona­les elec­tro­mag­né­ti­cas pro­du­cía soni­dos simi­la­res a los del órgano.

Este ins­tru­men­to pesa­ba unas 200 tone­la­das y media 18 metros de lar­go.

El nom­bre de este gigan­tes­co ins­tru­men­to era Telhar­mo­nium o Dyna­mopho­ne.

El Therlarmonium
Par­te de la ins­ta­la­ción de un Telhar­mo­nium, esta es la par­te don­de se mez­cla­ban los tonos res­pon­dien­do al tecla­do.

Los inicios del siglo XX

En 1919 se creo el que se con­si­de­ra el pri­mer ins­tru­men­to elec­tró­ni­co de mane­ra ofi­cial.

Su crea­dor se lla­ma­ba Leon The­re­min y su ins­tru­men­to lle­va­ba su nom­bre.

El The­re­min se uti­li­zó en múl­ti­ples con­cier­tos y reci­ta­les a lo lar­go de todo el mun­do sien­do un ins­tru­men­to que ha lle­ga­do a nues­tros días uti­li­zán­do­se en muchos temas actua­les.

La cons­truc­ción del The­re­min esta­ba for­ma­da por dos ante­nas metá­li­cas que detec­tan la posi­ción de las manos del inter­pre­te que hace sonar el ins­tru­men­to sin tocar­lo.

Al mover las manos ale­ján­do­se o acer­cán­do­se de las ante­nas se actúa sobre un osci­la­dor y un modi­fi­ca­dor de volu­men que son los que hacen sonar el The­re­min.

Otro ins­tru­men­to que fue más cono­ci­do en su épo­ca pero que no se ha segui­do uti­li­zan­do de for­ma tan cono­ci­da como el The­re­min fue el Mar­te­not, crea­do por Mau­ri­ce Mar­te­not.

El Mar­te­not al con­tra­rio que el The­re­min si requie­re con­tac­to por par­te del inter­pre­te, al menos en par­te ya que está for­ma­do por un tecla­do y un gene­ra­dor de baja fre­cuen­cia.

El inter­pre­te se colo­ca un ani­llo en el dedo índi­ce de la mano dere­cha, la posi­ción de la mano sobre el gene­ra­dor de baja fre­cuen­cia varia la altu­ra que ten­drá la nota que será varia­da median­te el tecla­do que usa­rá con la mano izquier­da.

Llegan los sintetizadores

Des­pués de varias evo­lu­cio­nes en los méto­dos de gra­ba­ción con con­si­guie­ron mejo­rar los sis­te­mas de repro­duc­ción tales como el sis­te­ma AC Bias o la gra­ba­ción en esté­reo por par­te de AEG en 1942 apa­re­cie­ron los pri­me­ros sin­te­ti­za­do­res elec­tró­ni­cos.

Pre­cur­so­res de estos sin­te­ti­za­do­res fue­ron los Órga­nos Ham­mond que eran dis­po­si­ti­vos elec­tro­mag­né­ti­cos con un soni­do muy carac­te­rís­ti­co.

El pri­mer sin­te­ti­za­dor fue el Cla­vi­vox, crea­do por Ray­mond Scott y Robert Moog (si el del sin­te­ti­za­dor Moog).

Clavivox
Una ver­sión algo más moder­na del pri­mer sin­te­ti­za­dor Cla­vi­vox

Des­pués lle­go el Buchla dise­ña­do por el inge­nie­ro de soni­do Don Buchla, si bien el pri­mer mode­lo no tenía un tecla­do como el de un piano si per­mi­tía la gene­ra­ción de bucles soni­dos median­te una pro­gra­ma­ción pri­mi­ti­va median­te con­mu­ta­do­res.

Pero el sin­te­ti­za­dor que revo­lu­cio­nó la músi­ca elec­tró­ni­ca fue sin duda el Moog.

Crea­do por Robert Moog en 1964, el sin­te­ti­za­dor modu­lar Moog fue un cam­bio en los ins­tru­men­tos musi­ca­les elec­tró­ni­cos.

Robert Moog
Robert Moog con algu­nos de sus sin­te­ti­za­do­res

Etapa pre-Kraftwerk

En 1968 Ralf Hüt­ter y Flo­rian Sch­nei­der se cono­cie­ron en Düs­sel­dorf en un semi­na­rio de impro­vi­sa­ción musi­cal y crea­ron un gru­po lla­ma­do Orga­ni­za­tion.

Con Orga­ni­za­tion die­ron varios con­cier­tos en clu­bes, salas de arte y uni­ver­si­da­des mos­tran­do su músi­ca elec­tró­ni­ca.

A ellos se unie­ron Basil Ham­mou­di, Bucht Hauf Alfred Mönicks y Kon­rad Plank.

Solo gra­ba­ron un dis­co titu­la­do Tone Float con RCA Vic­tor en 1970.

Este dis­co solo se podía con­se­guir en Ale­ma­nia impor­tán­do­lo des­de Rei­no Uni­do pro lo que las ven­tas fue­ron esca­sas y RCA aban­do­nó al gru­po.

Tras este fra­ca­so tan solo Ralf Hüt­ter y Flo­rian Sch­nei­der con­ti­nua­ron con sus pro­yec­tos musi­ca­les pasan­do a crear Kraft­werk.

Organization - Tone Float
Cará­tu­la del dis­co Tone Float de Orga­ni­za­tion

Nace Kraftwerk

En 1970 Ralf y Flo­rian se esta­ble­cen en su pro­pio estu­dio de gra­ba­ción lla­ma­do Kling Klang Stu­dio en Düs­sel­dorf y ese mis­mo año gra­ban su pri­mer dis­co lla­ma­do Kraft­werk 1, la por­ta­da de este dis­co solo tenía su nom­bre y un cono de trá­fi­co. Este cono de trá­fi­co paso a ser su mar­ca como gru­po y aún per­ma­ne­ce.

Sus pri­me­ros con­cier­tos se limi­ta­ron a Ale­ma­nia pero en 1973 amplia­ron su gira y die­ron con­cier­tos en París, el espec­tácu­lo audio­vi­sual inclui­da luces de neón y pro­yec­cio­nes de dia­po­si­ti­vas.

Tras su segun­do dis­co lla­ma­do Kraft­werk 2, en 1973 publi­can su ter­cer álbum titu­la­do Ralf&Florian, este álbum ya con­te­nía soni­dos crea­dos con sin­te­ti­za­do­res y voco­der y un libre­to con dibu­jos de Emil Schult y los pro­pios Ralf y Flo­rian.

El siguien­te año publi­ca­ron el álbum que los acer­có al publi­co fue­ra de los cir­cui­tos en los que has­ta ese momen­to toca­ban.

El álbum Auto­bahn, este álbum tenía un tema de 22 minu­tos y Hüt­ter y Sch­nei­der toca­ron todos los ins­tru­men­tos y can­ta­ron temas co-escri­tos con Emil Schult que tam­bién dise­ño la cubier­ta del dis­co.

Con su siguien­te dis­co, Radio-Acti­vity, con­si­guie­ron un dis­co de oro en Fran­cia, pero no obtu­vo éxi­to de Auto­bahn a pesar de ello.

Tras el no tan buen resul­ta­do de Radio-Acti­vity, Kraft­werk comen­zó a pen­sar en su siguien­te tra­ba­jo, para ello cons­tru­ye­ron un secuen­cia­dor de 16 pis­tas para poder con­tro­lar el Mini Moog.

Este álbum se lla­mó Trans Euro­pe Express.

The Man-Machi­ne fue su siguien­te álbum, para este nue­vo dis­co cam­bia­ron su méto­do de inter­pre­ta­ción y lo que hicie­ron fue hacer que los secuen­cia­do­res del estu­dio y res­to de equi­pos repi­tie­sen melo­días mien­tras ellos rea­li­za­ban diver­sas mez­clas, así a base de repe­tir impro­vi­sa­cio­nes con­si­guie­ron crear los temas del dis­co.

Kraftwerk se vuelve digital

Cuan­do en Espa­ña lo que triun­fa­ba era la Movi­da, Kraft­werk tra­ba­ja­ba en su nue­vo tra­ba­jo.

En 1981 lan­zó Com­pu­ter World, el dis­co se com­pu­so, gra­bó y mez­cló en el Kling Klang Stu­dio uti­li­zan­do gra­ba­ción secuen­cial ana­ló­gi­ca mul­ti­ca­nal y sin­cro­ni­zan­do la gra­ba­ción sobre cin­ta en un pro­ce­so crea­do en el pro­pio estu­dio.

Algu­nas de las voces elec­tró­ni­cas que apa­re­cen en el dis­co están hechas con un tra­duc­tor de Texas Ins­tru­ments.

En esta déca­da Kraft­werk se embar­có en un ambi­cio­so pro­yec­to, hacer por­tá­til el Kling Klang Stu­dio des­de 1976 no habían podi­do hacer con­cier­tos en direc­to dada la com­ple­ji­dad del sis­te­ma de gra­ba­ción y pro­duc­ción del gru­po, así que con­vir­tie­ron todo el estu­dio en modu­lar median­te un sis­te­ma de racks y vol­vie­ron a la carre­te­ra con una gira mun­dial por Euro­pa, Esta­dos Uni­dos, Japón, Aus­tra­lia y la India.

En este nue­vo Kling Klang por­tá­til la estruc­tu­ra for­ma­ba una «V» tras los com­po­nen­tes del gru­po y cua­tro pan­ta­llas mos­tra­ban videos y ani­ma­cio­nes.

Mien­tras en Espa­ña lle­ga­ba Naran­ji­to, los Kraft­werk comen­za­ron la pro­duc­ción de su siguien­te dis­co lla­ma­do Tour de Fran­ce.

El álbum tenía como con­cep­to cen­tral el ciclis­mo tan­to en los aspec­tos físi­cos como men­ta­les en cuan­to a hom­bres y máqui­nas, en este dis­co comen­zó la expe­ri­men­ta­ción con sam­plers digi­ta­les uti­li­zan­do rui­dos de ciclis­tas, res­pi­ra­cio­nes huma­nas y otros soni­dos para crear rit­mos.

El tema prin­ci­pal fue uti­li­za­do para el Tour de Fran­ce del año 1983, el álbum Tour de Fran­ce no pudo ser ter­mi­na­do has­ta el año 2003.

Para­le­la­men­te al desa­rro­llo de Tour de Fran­ce esta­ban tra­ba­jan­do en Tech­no­pop, tra­ba­jo que se publi­có en 1986 final­men­te con el títu­lo de Elec­tric Café.

Este álbum fue un cam­bio en la tec­no­lo­gía uti­li­za­da por el gru­po ya que todo el Kling Klang Stu­dio se vol­vió digi­tal.

Tam­bién fue el pri­mer dis­co en el que en el tema Musi­que Non-Stop fue rea­li­za­do de for­ma ínte­gra­men­te sin­té­ti­ca con imá­ge­nes por orde­na­dor crea­das por Rebe­ca Allen.

Des­de enton­ces Kraft­werk ha segui­do evo­lu­cio­nan­do en su músi­ca y sus crea­cio­nes has­ta nues­tros días pero sin per­der la esen­cia de la músi­ca elec­tró­ni­ca de sus orí­ge­nes.

Kraftwerk

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