«La sustancia», dirigida por Coralie Fargeat, prometía ser una reflexión sobre la obsesión por la juventud y los estándares imposibles de belleza en Hollywood. Protagonizada por Demi Moore y Margaret Qualley, la película aborda temas como la cosificación del cuerpo femenino y el horror corporal. Sin embargo, lo que podría haber sido una obra provocadora se convierte en un espectáculo grotesco que no logra transmitir su mensaje de manera efectiva.

Un intento fallido de crítica social
La trama sigue a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una actriz en decadencia que recurre a una misteriosa sustancia para rejuvenecer. Este suero genera una versión joven de ella misma, Sue (Margaret Qualley), lo que desemboca en un conflicto psicológico entre ambas personalidades. Aunque la premisa es interesante, el desarrollo es superficial y lleno de incoherencias. La relación entre Elisabeth y Sue queda desaprovechada, mientras el guion opta por efectos visuales exagerados en lugar de profundizar en sus personajes.

Referencias cinematográficas mal ejecutadas
Uno de los aspectos más frustrantes de «La sustancia» es su uso torpe de referencias a películas icónicas. La cinta intenta emular el estilo de obras maestras como:
- «2001: Una odisea del espacio»: La sala blanca donde Elisabeth busca la eterna juventud intenta evocar la habitación atemporal del clásico de Kubrick. Sin embargo, en lugar de transmitir profundidad filosófica, resulta un escenario vacío que carece de impacto.
- «Carrie»: La escena final, con litros de sangre derramados, pretende recordar el icónico baile de graduación cubierto de sangre. Pero aquí el gore parece gratuito y carente de propósito narrativo.
- «El retrato de Dorian Gray»: La idea de una juventud eterna acompañada por una degradación moral recuerda al clásico literario. Sin embargo, mientras Dorian Gray explora las consecuencias psicológicas y éticas, «La sustancia» se limita a mostrar efectos grotescos sin profundidad.
- «El resplandor»: Los pasillos alfombrados y la atmósfera opresiva intentan evocar la tensión del Hotel Overlook, pero resultan en una imitación barata que carece de la maestría de Kubrick. Incluso cuando estos pasillos se cubren de sangre, la escena se siente como una parodia involuntaria.
- «Re-Animator»: El uso de una sustancia misteriosa para alterar el cuerpo humano recuerda vagamente a la película de Stuart Gordon, pero sin la inventiva o el humor negro que hicieron de «Re-Animator» un clásico de culto.
- «Alien»: Las transformaciones corporales pretenden evocar el horror visceral de la criatura xenomorfa, pero fallan estrepitosamente. Mientras Ridley Scott creó una atmósfera de terror claustrofóbico, «La sustancia» solo logra provocar asco sin sentido.
- «Dr. Jekyll y Mr. Hyde»: La dualidad entre Elisabeth y Sue es una referencia obvia a la obra de Stevenson, pero carece de la profundidad psicológica del original. En lugar de explorar la naturaleza dual del ser humano, se queda en la superficie con efectos visuales exagerados.
- «El hombre elefante»: El tema de la deformidad y el rechazo social también aparece en «La sustancia», conectando con la obra maestra de David Lynch. Sin embargo, las escenas más grotescas de «La sustancia» parecen evocar esta obra sin lograr su complejidad psicológica.
La película no solo falla en homenajear a estos clásicos, sino que se convierte en una burla involuntaria de los estilos de directores icónicos:

- Kubrick: Las tomas de pasillos solitarios y la estética fría intentan emular el estilo del director, pero carecen de la precisión y el simbolismo que hacían únicas sus obras.
- Cronenberg: El body horror se siente como una caricatura del trabajo del maestro canadiense. Mientras Cronenberg exploraba profundas ansiedades culturales, «La sustancia» se queda en lo superficial y lo grotesco.
- Lynch: Los elementos oníricos y surreales son una pálida imitación del universo lynchiano, sin lograr la atmósfera inquietante y enigmática característica del director.
El gore como recurso vacío
Aunque la película se promociona como un ejemplo del género gore, este elemento se utiliza más como un truco barato que como parte integral de la narrativa. A diferencia de obras maestras como «La mosca», donde el gore sirve para explorar transformaciones físicas y psicológicas profundas, aquí los litros de sangre parecen añadidos para impactar al espectador sin ofrecer contenido significativo. Incluso los momentos más violentos parecen caricaturescos, restando seriedad al conflicto entre las protagonistas.
El resultado es una película que no logra ni asustar ni provocar reflexión. Incluso las escenas grotescas resultan absurdas y desprovistas de tensión emocional.

Un desastre cinematográfico
«La sustancia» tenía el potencial para ser una crítica poderosa sobre los estándares imposibles impuestos a las mujeres en Hollywood. Sin embargo, su narrativa incoherente, sus personajes planos y su uso excesivo del gore convierten esta película en una experiencia decepcionante. Las referencias a clásicos del cine no logran elevarla; por el contrario, resaltan sus falencias al intentar imitar obras superiores.
Para quienes buscan horror corporal inteligente o crítica social profunda, esta película será una pérdida de tiempo. Y para los amantes del cine gore… mejor busquen algo más satisfactorio.
Y para quienes busquen en esta una buena película porque está nominada a un «Óscar», mejor que se vayan a ver como crece la hierba…
Yo todavía estoy intentando entender el porqué de la nominación de Demi Moore a mejor actriz, ni donde está la gran actuación de Margaret Qualley porque si fuese por eso le cambiaría el título a «La Sinsustancia»…
Un bodrio vamos…