Hemos visto la última película de Tom Hanks y la verdad es que nos ha gustado pero no es posible pensar que en realidad es un remake, esto es algo que lleva pasando en Hollywood desde hace algunos años y si bien no siempre funciona bien esta vez no es tan malo como podría haber sido y es que Tom Hanks haciendo de persona huraña y enfadada con el mundo es algo que hay que ver.
La película dirigida por Marc Forster y con Tom Hanks en el papel principal de un personaje inusual en su carrera, se sumerge en la vida de un hombre huraño que, en su soledad y rigidez, ha optado por pasar sus días siguiendo estrictamente las reglas sin mostrar la menor cuota de cortesía o amabilidad. ¿Qué se esconde detrás de este carácter malhumorado? ¿Qué piensa y siente cuando no está en contacto con los demás?
Esta historia encantadora es, en muchos aspectos, una indagación en la soledad y en el renacer de la humanidad. Aunque no es ajeno a la audiencia ver a un personaje amargado, la película proporciona una visión más profunda y conmovedora de su aislamiento. Tom Hanks, con su actuación notable, nos lleva a través de los claroscuros de un hombre de carácter rígido, cuyo encuentro con una familia latina marcó un punto de inflexión en su vida solitaria. Esta interacción, llena de gracia y humor, se convierte en el catalizador para una transformación interna.
La narrativa, contada a través de flashbacks encantadores y emotivos, nos lleva a los inicios del romance del personaje principal. La manera en la que la historia se despliega con astucia, alternando entre momentos de risa y episodios profundos, nos sumerge en la dualidad de emociones. Sin embargo, no podemos pasar por alto que “El peor vecino del mundo” se asemeja en gran medida a la película sueca “Un hombre llamado Ove” de 2015 (qué veremos el finde que viene 😃), algo que, aunque no desmerece su encanto, podría restar originalidad a la trama.
A pesar de esta similitud, la película ofrece una experiencia cinematográfica cautivadora, combinando la actuación estelar de Hanks con una historia conmovedora y reflexiva. Es un recordatorio de que incluso en la solitud más profunda, la vida puede sorprendernos, enseñarnos lecciones inesperadas y despertar la humanidad que yace en lo más profundo del corazón. “El peor vecino del mundo” es una delicada mezcla de humor, reflexión y nostalgia que invita a la audiencia a mirar más allá de la apariencia para descubrir la verdadera esencia de las personas.
En un tiempo en el que la originalidad en las historias de Hollywood parece escasear, esta película se erige como una reflexión sobre la necesidad de nuevas narrativas. A pesar de emular una obra previa, consigue entregar un mensaje conmovedor sobre la conexión humana, la comprensión y el redescubrimiento de la empatía.
«Network, un mundo implacable» (Network en inglés) es una película dirigida por Sidney Lumet, estrenada en 1976, que ofrece una visión satírica del mundo de los medios de comunicación. La cinta, escrita por Paddy Chayefsky, narra la historia de Howard Beale, un veterano presentador de noticias que, tras ser despedido, decide usar su espacio televisivo para expresar sus frustraciones en un espectáculo en el que se vuelve profético y adquiere un seguimiento fanático.
La película está basada en hechos reales que ocurrieron en 1974 cuando Christine Chubbuck se quito la vida en directo que reflejan la influencia de los medios en la sociedad y las dinámicas dentro de las grandes cadenas de televisión. Esta sátira dramática ofrece una mirada crítica a la manipulación de los medios, la pérdida de la moralidad y la corrupción en busca de audiencia.
La actuación de Peter Finch, que interpretó a Howard Beale, fue un pilar esencial en la película, mereciendo reconocimiento y premios. Finch logró una interpretación excepcional, capturando la transformación de su personaje de un hombre común a un profeta de los medios con una brillantez que dejó una huella en la audiencia y en la historia del cine.
La película, desde su estreno, ha recibido elogios y críticas positivas. Ganó cuatro premios Oscar en la ceremonia de 1977, incluyendo el de Mejor Actor para Peter Finch, Mejor Actriz Femenina para Faye Dunaway, Mejor Actriz de Reparto para Beatrice Straight y Mejor Guión Original para Paddy Chayefsky. Estas victorias reflejan la excelencia en la actuación, el guion y la dirección que convirtieron a «Network» en una película de relevancia atemporal.
La historia, a pesar de ser una sátira de la televisión de los años 70, ha mantenido su vigencia y relevancia en el contexto moderno. La película es una crítica a la manipulación mediática y a la pérdida de los valores éticos y morales en pos de la audiencia. En un mundo contemporáneo, donde los medios de comunicación siguen desempeñando un papel fundamental y a menudo manipulador en la opinión pública, «Network, un mundo implacable» sigue resonando y generando reflexión sobre el poder de los medios y su impacto en la sociedad.
Además de su premiada actuación, la dirección de Sidney Lumet fue excepcional en la creación de un relato intenso y de ritmo acelerado. La cinematografía y la narrativa visual se entrelazaron de manera magistral, creando una atmósfera tensa y provocativa que reflejaba los dilemas morales y éticos presentados en la historia.
La crítica a la deshumanización y manipulación de las grandes corporaciones de medios de comunicación sigue siendo relevante, ya que «Network» abordó la cuestión de la moral y la ética dentro de un sistema que prioriza el entretenimiento y la manipulación en detrimento de la verdad y la responsabilidad social.
«Network, un mundo implacable» es una película visionaria que sigue siendo pertinente en la actualidad. Con un guion inteligente, actuaciones excepcionales y una dirección magistral, la película es un espejo que refleja de manera vívida la influencia y la moralidad de los medios en la sociedad. Con su sátira profética, la película de Sidney Lumet continúa siendo una obra esencial del cine y un recordatorio eterno del poder de los medios y su responsabilidad hacia la audiencia.
La reflexión profunda y las críticas sociales presentes en «Network, un mundo implacable» son una llamada a la reflexión sobre el papel de los medios en la sociedad, manteniendo su importancia y vigencia décadas después de su estreno. Una mirada implacable al mundo de los medios, esta película sigue siendo un hito en la historia del cine y una advertencia sobre las trampas del sensacionalismo y la manipulación mediática.
La película de Lumet, con sus galardonadas actuaciones y su guion visionario, estableció un estándar en la representación del mundo mediático, generando un debate y un análisis crítico que sigue siendo relevante hoy en día.
En casi todas las cadenas de televisión actuales deben de ponérsela todos los días antes de empezar a trabajar para generar la telebasura que hacen…
Hace unos meses hablando con unos amigos sobre el Cine les dije que llevaba mal un montón de años pero que ahora ya está dando los últimos coletazos sino tiene una evolución clara.
Todos somos (hemos sido) muy aficionados al cine como concepto, ir al cine para nosotros suponía una experiencia completa, elegir la película, sacar las entradas en la taquilla, comprar la palomitas, buscar el asiento en la sala…
Pero todo esto se muere irremediablemente y la culpa es sobre todo de las salas de exhibición, lo que en España llamamos «cines».
El problema lleva muchos años sin hacer nada porque parece que la industria prefiere mirar a otro lado antes que darse cuenta de que así no se puede seguir.
Las salas de proyección han tenido tantos años como desde la aparición del LaserDisc para pensar que hacer, ya no vamos a entrar al tema de las cintas de video que también nos valdría, pero a partir del LaserDisc y posteriormente el DVD la posibilidad de disfrutar del cine en casa con buena calidad fue una realidad.
El DVD trajo como consecuencia la posibilidad de adquirir películas para poder verlas las veces que se quisiera sin tener que pagar una entrada y tampoco estar pendiente de si la película seguía en cartelera.
La industria del «proyeccionismo» del cine en aquel momento dijo que la experiencia no era comparable, tenían razón, pensad que de aquella los televisores eran aún con tubos y pocos tenían un proyector que permitiese una pantalla razonablemente grande.
Total que nada se movió…
Y entonces llegó el eMule…
Tras la irrupción del DVD en los salones, llego el DVD a los ordenadores y claro una cosa llevó a la otra, lo que se puede leer, se puede copiar y pronto surgió la «industria» de la copia pirata.
Miles de DVD piratas inundaron las calles, pero aún así nada se movía en los cines…
De pronto surgió una nueva forma de compartir que lo cambió todo, se pudo comenzar a «rippear» los ficheros que contenía un DVD, algo que se creía imposible por el sistema de protección DRM se vino a bajo con unas pocas líneas de código.
A la vez que se conseguía esto internet llegaba a todas partes y la velocidad de navegación fue mejorando, con ella nuevas formas de compartir información y nacieron los sistemas P2P como eMule y Torrent.
Aquí la industria cinematográfica trato de reaccionar, pero en vez de ponerse del lado del usuario, cargó contra el, a ver que razón tenía porque la piratería despegó de forma exponencial, pero podría haber luchado de otra forma, atrayendo a los usuarios a las salas.
En vez de eso como la piratería aumentó consideró que incrementar el precio de las entradas compensaría las perdidas y ahí comenzó el problema gordo…
La subida de precios
A partir de aquí la subida de precios fue imparable, estamos hablando de que cuando se pagaba en pesetas, una entrada de cine podía costar sobre 300 pesetas, incluso los cines de verano de los pueblos era más barato, he llegado a pagar 75 pesetas en algún pequeño cine que ponía reposiciones en los años ’90, a los 5,71 del año 2007 en España de media (unas 900 pesetas) y a partir de ahí sin parar…
Junto a la subida de precios de las entradas comenzó la explotación de otros medios de consumo como las palomitas, chuches y demás comida para consumir dentro de la sala que también se pagaba a precio de oro, sobre el tema de la comida volveremos un poco más adelante.
Por si esto no fuera poco comenzaron con unos bloques de publicidad, además de los trailers, que podían retrasar en ocasiones el estreno de la película hasta 30 minutos.
Vamos todo estupendo para que a las personas les atrayese el cine…
Las últimas entradas que he comprado me han costado 8,50€ un día de semana en una sesión de tarde para una película que no era estreno…
Es decir que si te vas con tu pareja y vamos a poner que tengas dos churumbeles al cine un día por semana, pon que tu pareja y tu tengáis un refresco de tamaño medio y unas palomitas medianas cada uno, y tus vástagos lo mismo pero más pequeño, se te pone en, atención, 8,50 x 4 = 34€ de las entradas y aproximadamente unos 30€ más de palomitas y refrescos, total que te has gastado 60€ en un par de horas.
El tema de la comida en los cines
Esto es tema aparte porque me parece algo bastante desagradable.
He estado en proyecciones donde tenía a mi lado a un par de personas que tenían un par de refrescos que podríamos calificar de navegables, un cubo de palomitas para alimentar a un colegio, dos pizzas, un par de bandejas de nachos y dos bolsas enormes de gominolas, y esto para «jincárselo» en un par de horas…
Podéis imaginar el modo de engullimiento para meter en un cuerpo toda esa comida y el ruido que eso provoca…
«Asquerroso» que es un neologísmo formado por Asqueroso+Horroroso.
Entiendo que haya que llevar algo para picar, pero todo lo que no sean palomitas y agua debería estar prohibido…
Os recuerdo que habéis pagado una entrada por casi 9€ para ver una película y no para oir comer a otras «personas»…
Llega el streaming y todos a temblar
Entonces unos chicos de yankilandia montan un negocio que llaman Netflix que consistía en alquilar películas por «suscripción» y por correo postal.
Vamos un videoclub pero por correo.
Y de pronto pasan de ese formato a «vender» contenido reproducible a través de internet para ver en tu ordenador, televisor, móvil, tablet o frigorífico (lo he visto y no lo descarto para nuestra cocina).
A Netflix le han seguido más plataformas, Disney+ AppleTV+, HBOMax, SkyShowtime, Filmin, FlixOle, Amazon Prime Video…
Llega la hora de hacer números
Con este pequeño resumen de como está la situación vamos a hacer números y ver lo que se ve venir…
Vamos a suponer una pareja que vaya dos veces al mes al cine y lo vamos a hacer con un cálculo anual.
Ir al cine
Entradas de cine x 2
21,00 €
Palomitas x 2
12,00 €
Refrescos x 2
6,00 €
Total
39,00 €
Dos veces al mes
78,00 €
Total anual
936,00 €
Streaming en casa
Disney +
89,90 €
Apple TV+
49,99 €
Netflix (Full HD)
95,88 €
Filmin
84,00 €
FlixOlé
39,99 €
SkyShotime
35,88 €
Amazon Prime Video
49,90 €
HBO Max
69,90 €
Plex
39,99 €
Total anual
555,43 €
Diferencia de costes anual 926,00 – 555,43 = 380,57 €
¡Ojo! que estamos hablando de estar suscrito a 9 plataformas de video de pago.
Si, ya se lo que me vais a decir que si la experiencia del cine, que si la pantalla grande… pero eso hoy en día es solventable casi todo, vale que lo de una pantalla de 15 metros de ancho no lo puede tener cualquiera, pero una buena pantalla, en un buen sofá, con un buen equipo de audio y sobre todo un catálogo casi ilimitado y que puedes ver cuando quieres, donde quieres, como quieres y el número de veces que quieres eso me temo que es imbatible…
Esto por no hablar de que muchas veces tienes que elegir que ver en el cine en función del estreno de turno porque a la que te despistas han quitado la película…
Vamos que yo no le auguro un buen camino al cine… tuvo su momento, varias generaciones hemos disfrutado con el, pero las nuevas prefieren en su mayoría ver el contenido que quieren cuando quieren y donde quieren.
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