Despacito, ¿Por qué sigue sonando aunque ya nos canse?

Tiempo de lec­tu­ra: ±6 minu­tos

Han pasa­do ya unos cuan­tos años des­de que «Despacito» de Luis Fonsi y Daddy Yankee se coló en cada rin­cón del pla­ne­ta. Si la escu­chas hoy, pro­ba­ble­men­te te pro­vo­que una mez­cla de nos­tal­gia, has­tío o, en el peor de los casos, ganas de cam­biar de emi­so­ra. No eres el úni­co: para muchos, «Despacito» es el ejem­plo per­fec­to de cómo una can­ción pue­de pasar­se de ros­ca. Pero, ¿por qué sigue sonan­do? He encon­tra­do un video que ana­li­za ese “tiny detail” bien expli­ca­do y que hizo que el mun­do ente­ro se rin­die­ra ante un estri­bi­llo que, para col­mo, se repi­te has­ta la sacie­dad.

El pequeño truco que lo cambió todo

El vídeo disec­cio­na el momen­to exac­to en el que la can­ción se vuel­ve adic­ti­va: ese micro­se­gun­do de pau­sa antes del estri­bi­llo, don­de el rit­mo se detie­ne y la pala­bra “des­pa­ci­to” se pro­nun­cia de for­ma más len­ta. No es magia, es pura inge­nie­ría musi­cal: un tru­co de “word pain­ting” que con­vier­te el sig­ni­fi­ca­do de la pala­bra en expe­rien­cia sen­so­rial. El silen­cio, ese recur­so tan poco valo­ra­do en el pop, aquí se con­vier­te en el gan­cho defi­ni­ti­vo. Es como si el pro­pio rit­mo te pidie­ra que te pre­pa­res, que res­pi­res hon­do antes del subi­dón. Y cla­ro, fun­cio­na. Lo que para unos es arte, para otros es tor­tu­ra audi­ti­va, pero nadie pue­de negar que ese deta­lle es el que ha hecho que la can­ción se que­de pega­da como chi­cle en la memo­ria colec­ti­va.

El algoritmo, el marketing y la globalización del reggaetón

No se pue­de hablar de «Despacito» sin men­cio­nar el papel de las pla­ta­for­mas digi­ta­les y el algo­rit­mo. YouTube, Spotify y com­pa­ñía han sido cóm­pli­ces nece­sa­rios de su éxi­to. El video­clip, con sus colo­res satu­ra­dos y su aire de pos­tal cari­be­ña, fue dise­ña­do para atra­par al espec­ta­dor en los pri­me­ros segun­dos. No es casua­li­dad: en la era de la eco­no­mía de la aten­ción, cada fra­me cuen­ta. Y si a eso le sumas la cola­bo­ra­ción con Daddy Yankee (y más tar­de, el remix con Justin Bieber), tie­nes la rece­ta per­fec­ta para un fenó­meno viral.

El algo­rit­mo hizo el res­to: reco­men­dó la can­ción una y otra vez, la colo­có en play­lists de todo el mun­do y la con­vir­tió en el pri­mer vídeo en supe­rar los 7.000 millo­nes de repro­duc­cio­nes en YouTube. El éxi­to de «Despacito» no es solo musi­cal, es tam­bién tec­no­ló­gi­co. Es el triun­fo de la fór­mu­la, del mar­ke­ting bien hecho y de la capa­ci­dad de adap­ta­ción a un mer­ca­do glo­bal. La can­ción no inven­tó nada nue­vo, pero supo apro­ve­char todos los recur­sos a su alcan­ce para con­ver­tir­se en omni­pre­sen­te. Y aun­que a algu­nos nos ago­te, hay que reco­no­cer­le el méri­to: puso a Puerto Rico en el mapa, abrió la puer­ta a otros artis­tas lati­nos y demos­tró que el reg­gae­tón podía ser mains­tream sin com­ple­jos.

Cansancio, crítica y el inevitable paso del tiempo

No todo es cele­bra­ción. El des­gas­te de «Despacito» es real. Para quie­nes nun­ca fui­mos fans, la sobre­ex­po­si­ción ha sido ago­ta­do­ra. La can­ción ha sido cri­ti­ca­da por su letra sim­ple, por su machis­mo implí­ci­to y por la sexua­li­za­ción de la mujer. En algu­nos paí­ses, inclu­so fue cen­su­ra­da. Pero tam­bién es cier­to que el deba­te sobre el géne­ro, la repre­sen­ta­ción y la cul­tu­ra lati­na ha gana­do visi­bi­li­dad gra­cias a fenó­me­nos como este. El reg­gae­tón, con todos sus defec­tos y vir­tu­des, ha pasa­do de ser mar­gi­nal a ocu­par el cen­tro del esce­na­rio.

Hoy, «Despacito» es ya his­to­ria. Puede que la escu­ches en una boda, en la radio del taxi o en la play­list de algún bar de pla­ya, pero su tiem­po de glo­ria ha pasa­do. Sin embar­go, su hue­lla es imbo­rra­ble. Es un caso de estu­dio sobre cómo una can­ción pue­de con­quis­tar el mun­do gra­cias a un peque­ño tru­co musi­cal, una bue­na estra­te­gia digi­tal y el poder del mar­ke­ting glo­bal. Y aun­que algu­nos soña­mos con un mun­do en el que “des­pa­ci­to” sig­ni­fi­que silen­cio abso­lu­to, hay que admi­tir que pocas can­cio­nes han con­se­gui­do lo que logró este hit.

Como convertir porcentajes a grados

A veces ten­go que hacer grá­fi­cas de tar­ta para algu­na publi­ca­ción y los valo­res vie­nen sola­men­te mos­tra­dos en por­cen­ta­jes, cuan­do haces un grá­fi­co de este tipo nece­si­tas que los valo­res estén expre­sa­dos en gra­dos para poder hacer el grá­fi­co con pre­ci­sión.

Los que vie­nen de la ESO pue­den pen­sar que es una ton­te­ría, usas el por­cen­ta­je como valor y lis­to.

Pues no es un error garra­fal, los por­cen­ta­jes (por eso se lla­man por­cen­ta­jes) usan una base numé­ri­ca que va del 0% al 100%, en cam­bio los gra­dos (esta­mos habla­do de gra­dos cir­cu­la­res) tie­nen una base numé­ri­ca de 0º a 360º (hay otros tipos de gra­dos como los de tem­pe­ra­tu­ra que depen­dien­do de la esca­la pue­den tener valo­res dis­tin­tos, o los gra­dos para expre­sar la altu­ra de un obje­to celes­te sobre el hori­zon­te que van de 0º a 180º).

Vamos a lo que nos ocu­pa, para este grá­fi­co que tenía que hacer los valo­res eran los siguien­tes:

  • Valor n.º 1: 12%
  • Valor n.º 2: 31%
  • Valor n.º 3: 57%

Sumando todo esto tene­mos un 100% del total eva­lua­do.

Como convertir porcentajes a grados

Cómo pasamos los porcentajes a grados

Pues es muy sen­ci­llo. Por un lado sabe­mos que la suma de todos los valo­res es el 100%, por otro sabe­mos que la cir­cun­fe­ren­cia tie­ne 360º.

Pues 360º es el 100% de la cir­cun­fe­ren­cia 😃

Sabiendo esto la for­mu­la a emplear es la siguien­te:

x / 360 * 100 = y

Donde:

  • «x» es el valor que tene­mos en por­cen­ta­je
  • «y» es el valor que obte­ne­mos en gra­dos

Utilizando nues­tro ejem­plo:

12% / 360 x 100 = 43,2º
31% / 360 x 100 = 111,6º
57% / 360 x 100 = 205,2º

Si suma­mos todos los resul­ta­dos obte­ni­dos:

43,2º + 111,6º + 205,2º = 360º

Como se pue­de ver es sen­ci­llo y te sal­va la vida cuan­do los auto­res no te envían los valo­res de don­de obtie­nen sus cálcu­los.

Otro tema es como hacer esto en Affinity Designer… eso si que­réis os lo cuen­to otro día.

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Cambio de resolución en Automator con SIPS para imágenes JPEG

Como ya he dicho me gus­ta bus­car for­mas de que las máqui­nas que aho­rren tra­ba­jos repe­ti­ti­vos.

Lo últi­mo que he inten­ta­do es una tarea median­te auto­ma­tor que me sir­va para adap­tar imá­ge­nes para el blog.

Cuando subo algu­na ima­gen si están hechas con la cáma­ra o con el dron sue­len ser dema­sia­do gran­des y eso hace que «pesen» dema­sia­do en una web.

Esto ade­más de ser per­ju­di­cial para el ser­vi­dor ener­gé­ti­ca­men­te es poco efi­cien­te en todos los sen­ti­dos, más datos para pro­ce­sar del lado del ser­vi­dor, más datos trans­fe­ri­dos por la red y más datos a deco­di­fi­car en local.

Total que me hice un ser­vi­cio en Automator para con­ver­tir las imá­ge­nes a una reso­lu­ción sufi­cien­te para poder ver­las a casi cual­quier tama­ño que nece­si­te den­tro de la web.

Este pri­mer paso fue sen­ci­llo.

Simplemente se coge la acción «Ajustar el tama­ño de las imá­ge­nes» se le dice el tama­ño final que han de tener y lis­to.

Pero enton­ces me di cuen­ta de un peque­ño deta­lle…

Las foto­gra­fías de la cáma­ra o del dron tie­nen una reso­lu­ción inne­ce­sa­ria para publi­car­las en la web.

Todo lo que esté por enci­ma de 72 dpi vuel­ve a ser inne­fi­caz.

Así que vol­ví a dar­le una vuel­ta.

El pro­ble­ma es que no hay una acción en las opcio­nes de auto­ma­tor para poder hacer esta tarea.

El Terminal es amigo de Automator

Como inte­grar en Automator una acción que no está den­tro de las accio­nes.

Pues con el Terminal…

Después de bus­car infor­ma­ción al res­pec­to me he encon­tra­do con el coman­do SIPS.

Y tras algo más de lec­tu­ra del manual he cons­trui­do esta secuen­cia.

sips -s dpiHeight 72 -s dpiWidth 72 "$1"

Con esta lla­ma­da lo que hace SIPS es cam­biar la reso­lu­ción ver­ti­cal y hori­zon­tal a 72 dpi del fiche­ro selec­cio­na­do.

Y allá que la incluí en una acción para el ter­mi­nal.

Pero… siem­pre hay un pero cuan­do inten­tas explo­tar a las máqui­nas…

Resulta que hay un bug, SIPS no es capaz de cam­biar la reso­lu­ción de las imá­ge­nes cuan­do tra­ta fiche­ros JPEG.

Funciona estu­pen­da­men­te con todo tipo de archi­vos, TIFF, PNG, JPEG2000, inclu­so con PDF, pero con JPEG no…

Casi tiro la toa­lla cuan­do pen­sé que si la máqui­na es la que iba a hacer el tra­ba­jo pues que tra­ba­ja­se un poco más.

Total que cons­truí una nue­va secuen­cia.

Al final lo que he hecho es que coja el JPEG que quie­ro pro­ce­sar, lo con­vier­ta en PNG, tras esto SIPS le cam­bia la reso­lu­ción, le ajus­to el tama­ño a la medi­da que quie­ro y lo guar­do como JPEG.

Lo he crea­do como ser­vi­cio y lo ten­go dis­po­ni­ble en el menú con­tex­tual del Finder así que fun­cio­na estu­pen­da­men­te.